Preguntas de estudio del Libro de Deuteronomio
©2000-2024 by Arlo E. Moehlenpah

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Después de leer cada capítulo, por favor responda las preguntas de estudio relacionadas.

 

Capítulo 22 

Deuteronomio 22

1 Si vieres extraviado el buey de tu hermano, o su cordero, no le negarás tu ayuda; lo volverás a tu hermano.

    2 Y si tu hermano no fuere tu vecino, o no lo conocieres, lo recogerás en tu casa, y estará contigo hasta que tu hermano lo busque, y se lo devolverás.

    3 Así harás con su asno, así harás también con su vestido, y lo mismo harás con toda cosa de tu hermano que se le perdiere y tú la hallares; no podrás negarle tu ayuda.

    4 Si vieres el asno de tu hermano, o su buey, caído en el camino, no te apartarás de él; le ayudarás a levantarlo.

    5 No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.

    6 Cuando encuentres por el camino algún nido de ave en cualquier árbol, o sobre la tierra, con pollos o huevos, y la madre echada sobre los pollos o sobre los huevos, no tomarás la madre con los hijos.

    7 Dejarás ir a la madre, y tomarás los pollos para ti, para que te vaya bien, y prolongues tus días.

    8 Cuando edifiques casa nueva, harás pretil a tu terrado, para que no eches culpa de sangre sobre tu casa, si de él cayere alguno.

    9 No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña.

    10 No ararás con buey y con asno juntamente.

    11 No vestirás ropa de lana y lino juntamente.

    12 Te harás flecos en las cuatro puntas de tu manto con que te cubras.

   

Leyes sobre la castidad

 13 Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere,

    14 y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen;

    15 entonces el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta;

    16 y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece;

    17 y he aquí, él le atribuye faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad.

    18 Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán;

    19 y le multarán en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días.

    20 Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven,

    21 entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti.

    22 Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.

    23 Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella;

    24 entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.

    25 Mas si un hombre hallare en el campo a la joven desposada, y la forzare aquel hombre, acostándose con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con ella;

    26 mas a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa de muerte; pues como cuando alguno se levanta contra su prójimo y le quita la vida, así es en este caso.

    27 Porque él la halló en el campo; dio voces la joven desposada, y no hubo quien la librase.

    28 Cuando algún hombre hallare a una joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren descubiertos;

    29 entonces el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir en todos sus días.

    30 Ninguno tomará la mujer de su padre, ni profanará el lecho de su padre.    


  1. ¿Qué podía hacer una persona con un animal o artículo que ellos habían encontrado? (1-4)

  2. ¿Qué no podia vestir una persona? (5,11)

  3. ¿Cómo era construída una nueva casa? (8)

  4. ¿Con qué no debían arar? (10)

  5. ¿Qué le pasaba a una mujer si su marido encontraba después de casarse que ella no era virgen? (13-21)

  6. ¿Qué le pasaba  a un hombre y a la mujer encontrados en adulterio? (22)

  7. ¿Qué debe hacer un hombre que se acuesta con una virgen y son descubiertos? (28-30)

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Capítulo 23 

Deuteronomio 23

Los excluidos de la congregación

 1 No entrará en la congregación de Jehová el que tenga magullados los testículos, o amputado su miembro viril.

    2 No entrará bastardo en la congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la congregación de Jehová.

    3 No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre,

    4 por cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte.

    5 Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.

    6 No procurarás la paz de ellos ni su bien en todos los días para siempre.

    7 No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.

    8 Los hijos que nacieren de ellos, en la tercera generación entrarán en la congregación de Jehová.

   

Leyes sanitarias

 9 Cuando salieres a campaña contra tus enemigos, te guardarás de toda cosa mala.

    10 Si hubiere en medio de ti alguno que no fuere limpio, por razón de alguna impureza acontecida de noche, saldrá fuera del campamento, y no entrará en él.

    11 Pero al caer la noche se lavará con agua, y cuando se hubiere puesto el sol, podrá entrar en el campamento.

    12 Tendrás un lugar fuera del campamento adonde salgas;

    13 tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento;

    14 porque Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.

   

Leyes humanitarias

 15 No entregarás a su señor el siervo que se huyere a ti de su amo.

    16 Morará contigo, en medio de ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde a bien tuviere; no le oprimirás.

    17 No haya ramera de entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel.

    18 No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación es a Jehová tu Dios tanto lo uno como lo otro.

    19 No exigirás de tu hermano interés de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir interés.

    20 Del extraño podrás exigir interés, mas de tu hermano no lo exigirás, para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos en la tierra adonde vas para tomar posesión de ella.

    21 Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti.

    22 Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado.

    23 Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.

    24 Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto.

    25 Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo.


  1. ¿Quién no era permitido en la asamblea del SEÑOR hasta la décima generación? (1-8)

  2. ¿Qué regla de higiene fue dada? (12-14)

  3. ¿A quienes ellos no debían cobrar interés? (19-20)

  4. ¿Qué se dijo acerca de los votos? (21-23)

  5. ¿Qué les fue permitido comer de la tierra de su vecino? (24-25)

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Capítulo 24 

Deuteronomio 24

 1 Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa.

    2 Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre.

    3 Pero si la aborreciere este último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por mujer,

    4 no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.

    5 Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó.

    6 No tomarás en prenda la muela del molino, ni la de abajo ni la de arriba; porque sería tomar en prenda la vida del hombre.

    7 Cuando fuere hallado alguno que hubiere hurtado a uno de sus hermanos los hijos de Israel, y le hubiere esclavizado, o le hubiere vendido, morirá el tal ladrón, y quitarás el mal de en medio de ti.

    8 En cuanto a la plaga de la lepra, ten cuidado de observar diligentemente y hacer según todo lo que os enseñaren los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de hacer.

    9 Acuérdate de lo que hizo Jehová tu Dios a María en el camino, después que salisteis de Egipto.

    10 Cuando entregares a tu prójimo alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle prenda.

    11 Te quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda.

    12 Y si el hombre fuere pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda.

    13 Sin falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en su ropa, y te bendiga; y te será justicia delante de Jehová tu Dios.

    14 No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades.

    15 En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.

    16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.

    17 No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda,

    18 sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto.

    19 Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.

    20 Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.

    21 Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.

    22 Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto.


  1. ¿A quién no debería de tomar para ser su esposa? (1-4)

  2. ¿Cuánto tiempo después de el matrimonio era libre un hombre para no ir a la guerra? (5)

  3. ¿Qué se le haría a los secuestradores? (7)

  4. ¿Qué tán a menudo debe usted pagar a un siervo que es pobre? (14-15)

  5. ¿Por el pecado de quién,una persona recibía la pena de muerte? (16)

  6. ¿Qué les era permitido comer al extraño, al huérfano y las viudas? (19-22)

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Capítulo 25   

Deuteronomio 25

 1 Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen, éstos absolverán al justo, y condenarán al culpable.

    2 Y si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez le hará echar en tierra, y le hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes.

    3 Se podrá dar cuarenta azotes, no más; no sea que, si lo hirieren con muchos azotes más que éstos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos.

    4 No pondrás bozal al buey cuando trillare.

    5 Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.

    6 Y el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de éste no sea borrado de Israel.

    7 Y si el hombre no quisiere tomar a su cuñada, irá entonces su cuñada a la puerta, a los ancianos, y dirá: Mi cuñado no quiere suscitar nombre en Israel a su hermano; no quiere emparentar conmigo.

    8 Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él; y si él se levantare y dijere: No quiero tomarla,

    9 se acercará entonces su cuñada a él delante de los ancianos, y le quitará el calzado del pie, y le escupirá en el rostro, y hablará y dirá: Así será hecho al varón que no quiere edificar la casa de su hermano.

    10 Y se le dará este nombre en Israel: La casa del descalzado.

    11 Si algunos riñeren uno con otro, y se acercare la mujer de uno para librar a su marido de mano del que le hiere, y alargando su mano asiere de sus partes vergonzosas,

    12 le cortarás entonces la mano; no la perdonarás.

    13 No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica,

    14ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño.

    15 Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.

    16 Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia.

   

Orden de exterminar a Amalec

 17 Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto;

    18 de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios.

    19 Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.


  1. ¿Cuál fue el número máximo de azotes que un hombre podría recibir durante una pelea? (1-3)

  2. ¿A qué no amordazarían ellos? (4)

  3. ¿Cuál era el deber político de un hermano sobreviviente? (5-10)

  4. ¿Cuál era la ley con respecto al peso y medidas? (12-16)

  5. ¿Qué tenían que hacer los Israelitas a los Amalecitas? (17-19)

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Capítulo 26 

Deuteronomio 26

Primicias y diezmos

 1 Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites,

    2 entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre.

    3 Y te presentarás al sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría.

    4 Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios.

    5 Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa;

    6 y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.

    7 Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión;

    8 y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros;

    9 y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel.

    10 Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios.

    11 Y te alegrarás en todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti.

    12 Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán.

    13 Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos.

    14 No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo inmundo, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido a la voz de Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo que me has mandado.

    15 Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.

    16 Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma.

    17 Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz.

    18 Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos;

    19 a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor y fama y gloria, y para que seas un pueblo santo a Jehová tu Dios, como él ha dicho.


  1. ¿Que traían los Israelitas al sacerdote en una canasta? (1-15)

  2. ¿Qué clase de posesión deberían de ser los Israelitas para el SEÑOR? (16-19)

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Capítulo 27 

Deuteronomio 27

Orden de escribir la ley en piedras sobre el Monte Ebal

 1 Ordenó Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy.

    2 Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal;

    3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho.

    4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal;

    5 y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro.

    6 De piedras enteras edificarás el altar de Jehová tu Dios, y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová tu Dios;

    7 y sacrificarás ofrendas de paz, y comerás allí, y te alegrarás delante de Jehová tu Dios.

    8 Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.

    9 Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel; hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios.

    10 Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy.

   

Las maldiciones en el monte Ebal

 11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo:

    12 Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.

    13 Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.

    14 Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz:

    15 Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.

    16 Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    17 Maldito el que redujere el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    18 Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    19 Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    20 Maldito el que se acostare con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    21 Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    22 Maldito el que se acostare con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    23 Maldito el que se acostare con su suegra. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    24 Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    25 Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.


  1. ¿Que tenían que escribir los Israelitas en las piedras grandes? (1-10)

  2. ¿Qué no usarían ellos cuando construyeran un altar de estas piedras? (5-6)

  3. ¿De qué monte se pronunciarían las maldiciones? (11-26)

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Capítulo 28 

Deuteronomio 28

Bendiciones de la obediencia

 1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

    2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

    3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.

    4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.

    5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.

    6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.

    7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.

    8 Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.

    9 Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.

    10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.

    11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.

    12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos.Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.

    13 Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,

    14 y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.

   

Consecuencias de la desobediencia

 15 Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.

    16 Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo.

    17 Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar.

    18 Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.

    19 Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir.

    20 Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado.

    21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

    22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.

    23 Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.

    24 Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.

    25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.

    26 Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante.

    27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.

    28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;

    29 y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.

    30 Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás.

    31 Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.

    32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.

    33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días.

    34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos.

    35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.

    36 Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra.

    37 Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.

    38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá.

    39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá.

    40 Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.

    41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio.

    42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta.

    43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.

    44 El te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola.

    45 Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó;

    46 y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre.

    47 Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas,

    48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.

    49 Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas;

    50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño;

    51 y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.

    52 Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado.

    53 Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.

    54 El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren;

    55 para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.

    56 La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija,

    57 al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.

    58 Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS,

    59 entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;

    60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.

    61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.

    62 Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová tu Dios.

    63 Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella.

    64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.

    65 Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;

    66 y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida.

    67 Por la mañana dirás: !!Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: !!Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.

    68 Y Jehová te hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.


  1. ¿Que vendrán sobre los Israelitas si ellos observaban los mandamientos de JEHOVA? (1-14)

  2. ¿Que vendrán sobre los Israelitas si ellos no obedecieren los mandamientos de JEHOVA? (15-48)

  3. ¿Cómo será la nación que será traída contra ellos? (49-63)

  4. ¿Dónde serán ellos esparcidos? (64-68)

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Capítulo 29 

Deuteronomio 29

Pacto de Jehová con Israel en Moab

 1 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

    2 Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra,

    3 las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas.

    4 Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.

    5 Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.

    6 No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios.

    7 Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón y Og rey de Basán delante de nosotros para pelear, y los derrotamos;

    8 y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.

    9 Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis.

    10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel;

    11 vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua;

    12 para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo,

    13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

    14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento,

    15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.

    16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado;

    17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo.

    18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,

    19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.

    20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo;

    21 y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley.

    22 Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar

    23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);

    24 más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira?

    25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto,

    26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado.

    27 Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro;

    28 y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.

    29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.


  1. ¿Cómo puede una persona engañarse a sí mismo? (19-21)

  2. ¿Qué maldición vendría a la tierra si ellos dejaban el pacto de Dios? (22-28)

  3. ¿Qué cosas le pertenecen a Dios? (29)

  4. ¿Qué cosas nos pertenecen a nosotros? (29)

 

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Capítulo 30 

Deuteronomio 30

Condiciones para la restauración y la bendición

 1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,

    2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,

    3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.

    4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;

    5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.

    6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

    7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.

    8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.

    9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,

    10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

    11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.

    12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?

    13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?

    14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.

    15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;

    16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

    17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,

    18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.

    19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

    20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.


  1. ¿Qué les pasaría si ellos regresaran al SEÑOR con todo su corazón de los lugares donde fueron esparcidos? (1-10)

  2. ¿Dónde estaban los mandamientos? (11-14)

  3. ¿Qué puso el SEÑOR ante ellos? (15-20)

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Capítulo 31 

Deuteronomio 31

Josué es instalado como sucesor de Moisés

 1 Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel,

    2 y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha dicho: No pasarás este Jordán.

    3 Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho.

    4 Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó.

    5 Y los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.

    6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.

    7 Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar.

    8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.

    9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.

    10 Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,

    11 cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.

    12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley;

    13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

    14 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión.

    15 Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo.

    16 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;

    17 y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?

    18 Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.

    19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

    20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto.

    21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles.

    22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

    23 Y dio orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.

   

Orden de guardar la ley junto al arca

 24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,

    25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo:

    26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

    27 Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto?

    28 Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.

    29 Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos.

   

Cántico de Moisés

 30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.


  1. ¿Qué cargo le dió Moisés a Josué? (1-8)

  2. ¿A quien entregó Moisés la ley? (9-13)

  3. ¿Qué señales sobrenaturales ocurrieron en la inauguración de Josué? (14-15)

  4. ¿Quién le dió a Moisés la canción que él escribió? (16-22)

  5. ¿Dónde fue puesto el Libro de la Ley? (23-26)

  6. ¿Cómo sabía Moisés lo qué pasaría después de su muerte? (27-29)

 

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  Capítulo 32 

Deuteronomio 32

1  Escuchad, cielos, y hablaré;
    Y oiga la tierra los dichos de mi boca.    
 2 Goteará como la lluvia mi enseñanza;
    Destilará como el rocío mi razonamiento;
    Como la llovizna sobre la grama,
    Y como las gotas sobre la hierba;   
 3 Porque el nombre de Jehová proclamaré.
    Engrandeced a nuestro Dios.    
 4 El es la Roca, cuya obra es perfecta,
    Porque todos sus caminos son rectitud;
    Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;
    Es justo y recto.    
 5 La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha,
    Generación torcida y perversa.   
 6 ¿Así pagáis a Jehová,
    Pueblo loco e ignorante?
    ¿No es él tu padre que te creó?
    El te hizo y te estableció.    
 7 Acuérdate de los tiempos antiguos,
    Considera los años de muchas generaciones;
    Pregunta a tu padre, y él te declarará;
    A tus ancianos, y ellos te dirán.   
 8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,
    Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,
    Estableció los límites de los pueblos
    Según el número de los hijos de Israel.   
 9 Porque la porción de Jehová es su pueblo;
    Jacob la heredad que le tocó.   
 10 Le halló en tierra de desierto,
    Y en yermo de horrible soledad;
    Lo trajo alrededor, lo instruyó,
    Lo guardó como a la niña de su ojo.    
 11 Como el águila que excita su nidada,
    Revolotea sobre sus pollos,
    Extiende sus alas, los toma,
    Los lleva sobre sus plumas,    
 12 Jehová solo le guió,
    Y con él no hubo dios extraño.    
 13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra,
    Y comió los frutos del campo,
    E hizo que chupase miel de la peña,
    Y aceite del duro pedernal;   
 14 Mantequilla de vacas y leche de ovejas,
    Con grosura de corderos,
    Y carneros de Basán; también machos cabríos,
    Con lo mejor del trigo;
    Y de la sangre de la uva bebiste vino.    
 15 Pero engordó Jesurún, y tiró coces
    (Engordaste, te cubriste de grasa);
    Entonces abandonó al Dios que lo hizo,
    Y menospreció la Roca de su salvación.    
 16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos;
    Lo provocaron a ira con abominaciones.    
 17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios;
    A dioses que no habían conocido,
    A nuevos dioses venidos de cerca,
    Que no habían temido vuestros padres.    
 18 De la Roca que te creó te olvidaste;
    Te has olvidado de Dios tu creador.   
 19 Y lo vio Jehová, y se encendió en ira
    Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.   
 20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro,
    Veré cuál será su fin;
    Porque son una generación perversa,
    Hijos infieles.   
 21 Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios;
    Me provocaron a ira con sus ídolos;
    Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo,
    Los provocaré a ira con una nación insensata.    
 22 Porque fuego se ha encendido en mi ira,
    Y arderá hasta las profundidades del Seol;
    Devorará la tierra y sus frutos,
    Y abrasará los fundamentos de los montes.    
 23 Yo amontonaré males sobre ellos;
    Emplearé en ellos mis saetas.    
 24 Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente
    Y de peste amarga;
    Diente de fieras enviaré también sobre ellos,
    Con veneno de serpientes de la tierra.    
 25 Por fuera desolará la espada,
    Y dentro de las cámaras el espanto;
    Así al joven como a la doncella,
    Al niño de pecho como al hombre cano.    
 26 Yo había dicho que los esparciría lejos,
    Que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,    
 27 De no haber temido la provocación del enemigo,
    No sea que se envanezcan sus adversarios,
    No sea que digan: Nuestra mano poderosa
    Ha hecho todo esto, y no Jehová.    
 28 Porque son nación privada de consejos,
    Y no hay en ellos entendimiento.   
 29 !!Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto,
    Y se dieran cuenta del fin que les espera!    
 30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil,
    Y dos hacer huir a diez mil,
    Si su Roca no los hubiese vendido,
    Y Jehová no los hubiera entregado?   
 31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca,
    Y aun nuestros enemigos son de ello jueces.   
 32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos,
    Y de los campos de Gomorra; Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas,
    Racimos muy amargos tienen.    
 33 Veneno de serpientes es su vino,
    Y ponzoña cruel de áspides.    
 34 ¿No tengo yo esto guardado conmigo,
    Sellado en mis tesoros?    
 35 Mía es la venganza y la retribución;
    A su tiempo su pie resbalará,
    Porque el día de su aflicción está cercano,
    Y lo que les está preparado se apresura.    
 36 Porque Jehová juzgará a su pueblo,
    Y por amor de sus siervos se arrepentirá,
    Cuando viere que la fuerza pereció,
    Y que no queda ni siervo ni libre.    
 37 Y dirá: ¿Dónde están sus dioses,
    La roca en que se refugiaban;    
 38 Que comían la grosura de sus sacrificios,
    Y bebían el vino de sus libaciones?
    Levántense, que os ayuden
    Y os defiendan.    
 39 Ved ahora que yo, yo soy,
    Y no hay dioses conmigo;
    Yo hago morir, y yo hago vivir;
    Yo hiero, y yo sano;
    Y no hay quien pueda librar de mi mano.    
 40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano,
    Y diré: Vivo yo para siempre,    
 41 Si afilare mi reluciente espada,
    Y echare mano del juicio,
    Yo tomaré venganza de mis enemigos,
    Y daré la retribución a los que me aborrecen.    
 42 Embriagaré de sangre mis saetas,
    Y mi espada devorará carne;
    En la sangre de los muertos y de los cautivos,
    En las cabezas de larga cabellera del enemigo.    
 43 Alabad, naciones, a su pueblo,
    Porque él vengará la sangre de sus siervos,
    Y tomará venganza de sus enemigos,
    Y hará expiación por la tierra de su pueblo.

    44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.

    45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel;

    46 y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley.

    47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

   

Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

 48 Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo:

    49 Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;

    50 y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo;

    51 por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.

    52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.


  1. ¿Qué atribuimos a Dios? (3-4)

  2. ¿Qué ilustración describe cómo Dios guardó a Israel en el desierto? (10)

  3. ¿Qué ilustración describe cómo Dios llevó a Israel? (11)

  4. ¿Qué era inaceptable con Jesurún? (15-18)

  5. ¿Dónde estaba Moisés para morir? (48-52)

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Capítulo 33 

Deuteronomio 33

Moisés bendice a las doce tribus de Israel

 1 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.

    2 Dijo:
    Jehová vino de Sinaí,
    Y de Seir les esclareció;
    Resplandeció desde el monte de Parán,
    Y vino de entre diez millares de santos,
    Con la ley de fuego a su mano derecha.   
 3 Aun amó a su pueblo;
    Todos los consagrados a él estaban en su mano;
    Por tanto, ellos siguieron en tus pasos,
    Recibiendo dirección de ti,    
 4 Cuando Moisés nos ordenó una ley,
    Como heredad a la congregación de Jacob.   
 5 Y fue rey en Jesurún,
    Cuando se congregaron los jefes del pueblo
    Con las tribus de Israel.    
 6 Viva Rubén, y no muera;
    Y no sean pocos sus varones.

    7 Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así:
    Oye, oh Jehová, la voz de Judá,
    Y llévalo a su pueblo;
    Sus manos le basten,
    Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.

    8 A Leví dijo:
    Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso,
    A quien probaste en Masah,
    Con quien contendiste en las aguas de Meriba,    
 9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto;
    Y no reconoció a sus hermanos,
    Ni a sus hijos conoció;
    Pues ellos guardaron tus palabras,
    Y cumplieron tu pacto.    
 10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob,
    Y tu ley a Israel;
    Pondrán el incienso delante de ti,
    Y el holocausto sobre tu altar.    
 11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren,
    Y recibe con agrado la obra de sus manos;
    Hiere los lomos de sus enemigos,
    Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.

    12 A Benjamín dijo:
    El amado de Jehová habitará confiado cerca de él;
    Lo cubrirá siempre,
    Y entre sus hombros morará.

    13 A José dijo:
    Bendita de Jehová sea tu tierra,
    Con lo mejor de los cielos, con el rocío,
    Y con el abismo que está abajo.    
 14 Con los más escogidos frutos del sol,
    Con el rico producto de la luna,    
 15 Con el fruto más fino de los montes antiguos,
    Con la abundancia de los collados eternos,    
 16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud;
    Y la gracia del que habitó en la zarza
    Venga sobre la cabeza de José,
    Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.   
 17 Como el primogénito de su toro es su gloria,
    Y sus astas como astas de búfalo;
    Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra;
    Ellos son los diez millares de Efraín,
    Y ellos son los millares de Manasés.

    18 A Zabulón dijo:
    Alégrate, Zabulón, cuando salieres;
    Y tú, Isacar, en tus tiendas.   
 19 Llamarán a los pueblos a su monte;
    Allí sacrificarán sacrificios de justicia,
    Por lo cual chuparán la abundancia de los mares,
    Y los tesoros escondidos de la arena.

  20 A Gad dijo:
    Bendito el que hizo ensanchar a Gad;
    Como león reposa,
    Y arrebata brazo y testa.    
 21 Escoge lo mejor de la tierra para sí,
    Porque allí le fue reservada la porción del legislador.
    Y vino en la delantera del pueblo;
    Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.    

22 A Dan dijo:
    Dan es cachorro de león
    Que salta desde Basán.

    23 A Neftalí dijo:
    Neftalí, saciado de favores,
    Y lleno de la bendición de Jehová,
    Posee el occidente y el sur.

    24 A Aser dijo:
    Bendito sobre los hijos sea Aser;
    Sea el amado de sus hermanos,
    Y moje en aceite su pie.   
 25 Hierro y bronce serán tus cerrojos,
    Y como tus días serán tus fuerzas.    
 26 No hay como el Dios de Jesurún,
    Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda,
    Y sobre las nubes con su grandeza.    
 27 El eterno Dios es tu refugio,
    Y acá abajo los brazos eternos;
    El echó de delante de ti al enemigo,
    Y dijo: Destruye.    
 28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola
    En tierra de grano y de vino;
    También sus cielos destilarán rocío.   
 29 Bienaventurado tú, oh Israel.
    ¿Quién como tú,
    Pueblo salvo por Jehová,
    Escudo de tu socorro,
    Y espada de tu triunfo?
    Así que tus enemigos serán humillados,
    Y tú hollarás sobre sus alturas.


  1. ¿Qué hizo Moisés por los Israelitas antes de que él muriera? (1)

  2. ¿Qué tribus mencionó él? (2-25)

 

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  Capítulo 34 

Deuteronomio 34

Muerte y sepultura de Moisés

 1 Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan,

    2 todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental;

    3 el Neguev, y la llanura, la vega de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar.

    4 Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá.

    5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.

    6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.

    7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

    8 Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días del lloro y del luto de Moisés.

    9 Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés.

    10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;

    11 nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra,

    12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.


  1. ¿Qué le permitió ver el SEÑOR a Moisés? (1-4)

  2. ¿Quién conoce el lugar de la tumba de Moisés? (5-6)

  3. ¿Cuántos años tenía Moisés cuando él murió? (7)

  4. ¿A quién siguió Israel después de la muerte de Moisés? (8-9)

 

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  Cuestionario de Deuteronomio Capitulo 22-34


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