Preguntas de estudio del Libro de Eclesiast ©2013-2016 by Arlo E. Moehlenpah |
Eclesiast Eclesiastés muestra sobre todo que la vida no tiene sentido sin Dios. Salomón trató todo tipo de cosas para encontrar satisfacción, pero llegó a la conclusión de que todo el deber del hombre es temer a Dios y guardar sus mandamientos.
2:1
Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y
gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.
2 A
la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?
3 Propuse
en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi
corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver
cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se
ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.
4 Engrandecí
mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;
5 me
hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo
fruto.
6 Me
hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde
crecían los árboles.
7 Compré
siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también
tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los
que fueron antes de mí en Jerusalén.
8 Me
amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y
de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites
de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos
de música.
9 Y
fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron
antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi
sabiduría.
10 No
negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi
corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi
trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.
11 Miré
yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el
trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y
aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
12 Después
volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la
necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después
del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.
13 Y
he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz
a las tinieblas.
14 El
sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en
tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso
acontecerá al uno como al otro.
15 Entonces
dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá
también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por
hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era
vanidad.
16 Porque
ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en
los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el
sabio como el necio.
17 Aborrecí,
por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol
me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de
espíritu.
18 Asimismo
aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el
cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí.
19 Y
¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de
todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del
sol mi sabiduría? Esto también es vanidad.
20 Volvió,
por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el
trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol
mi sabiduría.
21 !!Que
el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud,
y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en
ello! También es esto vanidad y mal grande.
22 Porque
¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su
corazón, con que se afana debajo del sol?
23 Porque
todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias;
aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
24 No
hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su
alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de
la mano de Dios.
25 Porque
¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo?
26 Porque
al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo;
mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para
darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y
aflicción de espíritu.
¿Cuáles son algunas cosas que Salomón buscó, hizó y
reunió? (1-9)
¿Qué negó Salomón a sí mismo? (10)
¿Qué pudo concluir Salomón cuando estudió todo lo que
había hecho y logrado? (11)
¿De qué manera son el sabio y el necio parecidos? (12-16)
¿Por qué Salomón comienza a odiar las cosas por las que
había trabajado? (17-23)
Según Salomón, no hay nada mejor que qué? (24-26)
Capitulo
3
3:1
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo
tiene su hora.
2 Tiempo
de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de
arrancar lo plantado;
3 tiempo
de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de
edificar;
4 tiempo
de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de
bailar;
5 tiempo
de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de
abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
6 tiempo
de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de
desechar;
7 tiempo
de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de
hablar;
8 tiempo
de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de
paz.
9 ¿Qué
provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
10 Yo
he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los
hombres para que se ocupen en él.
11 Todo
lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el
corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra
que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
12 Yo
he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y
hacer bien en su vida;
13 y
también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce
el bien de toda su labor.
14 He
entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre
aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace
Dios, para que delante de él teman los hombres.
15 Aquello
que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo
que pasó.
16 Vi
más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en
lugar de la justicia, allí iniquidad.
17 Y
dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios;
porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para
todo lo que se hace.
18 Dije
en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres,
para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son
semejantes a las bestias.
19 Porque
lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a
las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así
mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni
tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.
20 Todo
va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá
al mismo polvo.
21 ¿Quién
sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba,
y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?
22 Así,
pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que
alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque ¿quién
lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?
¿Para qué hay tiempo? (1-8,17) ¿Qué
Dios ha hecho hermoso a su tiempo? (9-11) ¿De
qué más dijó Salomón que no hay nada mejor? (12-13,22) ¿Cuánto
tiempo duran las cosas que Dios hace? (14) ¿De
qué manera son diferentes la muerte de hombres y animales? (18-20) ¿De
qué manera la muerte de hombres y animales diferentes? (21)
Capitulo
4
4:1
Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del
sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien
los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores,
y para ellos no había consolador.
2 Y
alabé yo a los finados, los que ya murieron, más que a los
vivientes, los que viven todavía.
3 Y
tuve por más feliz que unos y otros al que no ha sido aún, que
no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen.
4 He
visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras
despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También
esto es vanidad y aflicción de espíritu.
5 El
necio cruza sus manos y come su misma carne.
6 Más
vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con
trabajo y aflicción de espíritu.
7 Yo
me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol.
8 Está
un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano;
pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus
riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo
mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.
9 Mejores
son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
10 Porque
si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del
solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
11 También
si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo
se calentará uno solo?
12 Y
si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón
de tres dobleces no se rompe pronto.
13 Mejor
es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no
admite consejos;
14 porque
de la cárcel salió para reinar, aunque en su reino nació pobre.
15 Vi
a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho
sucesor, que estará en lugar de aquél.
16 No
tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin
embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de
él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu.
¿Qué
es mejor que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu? (6) ¿Qué
no sacia? (8) ¿Por
qué son dos mejor que uno? (9-12) ¿Qué
es mejor que un rey viejo y necio? (13-15)
Capitulo
5
5:1
Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más
para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque
no saben que hacen mal.
2 No
te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir
palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú
sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
3 Porque
de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las
palabras la voz del necio.
4 Cuando
a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se
complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
5 Mejor
es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
6 No
dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel,
que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa
de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?
7 Donde
abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas
palabras; mas tú, teme a Dios.
8 Si
opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia
vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre
el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos.
9 Además,
el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está
sujeto a los campos.
10 El
que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el
mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
11 Cuando
aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué
bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?
12 Dulce
es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al
rico no le deja dormir la abundancia.
13 Hay
un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas
guardadas por sus dueños para su mal;
14 las
cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que
engendraron, nada les queda en la mano.
15 Como
salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose
tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su
mano.
16 Este
también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y
de qué le aprovechó trabajar en vano?
17 Además
de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con
mucho afán y dolor y miseria.
18 He
aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y
beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se
fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le
ha dado; porque esta es su parte.
19 Asimismo,
a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da
también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y
goce de su trabajo, esto es don de Dios.
20 Porque
no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le
llenará de alegría el corazón. ¿Qué
debes hacer cuando vas a la casa de Dios? (1) ¿Cómo
es conocido un tonto? (2-3) ¿Qué
pago no debes aplazar? (4-7) ¿De
qué el amante de la plata y la abundancia no se satisface? (10-11) ¿Qué
es dulce para un trabajador? (12) ¿Cuánto
Tomará el hombre con él cuando muera? (13-16) ¿Qué
es bueno y apropiado para un hombre? (18-20)
6:1
Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre
los hombres:
2 El
del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada
le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da
facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los
extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.
3 Aunque
el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los
días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del
bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo
es mejor que él.
4 Porque
éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su
nombre es cubierto.
5 Además,
no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste
que aquél.
6 Porque
si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no
van todos al mismo lugar?
7 Todo
el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo
no se sacia.
8 Porque
¿qué más tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre
que supo caminar entre los vivos?
9 Más
vale vista de ojos que deseo que pasa. Y también esto es
vanidad y aflicción de espíritu.
10 Respecto
de lo que es, ya ha mucho que tiene nombre, y se sabe que es
hombre y que no puede contender con Aquel que es más poderoso
que él.
11 Ciertamente
las muchas palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el
hombre?
12 Porque
¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los
días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra?
Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo
del sol? ¿Quién
es mejor que un hombre que no puede disfrutar de su prosperidad? (1-6) ¿Para
qué son todos los esfuerzos de un hombre? (7-8) ¿Qué
es mejor que el deseo? (9)
Capitulo
7
7:1
Mejor es la buena fama que el buen ung:uento; y mejor el día
de la muerte que el día del nacimiento.
2 Mejor
es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque
aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo
pondrá en su corazón.
3 Mejor
es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se
enmendará el corazón.
4 El
corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón
de los insensatos, en la casa en que hay alegría.
5 Mejor
es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios.
6 Porque
la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo
de la olla. Y también esto es vanidad.
7 Ciertamente
la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen
el corazón.
8 Mejor
es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de
espíritu que el altivo de espíritu.
9 No
te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa
en el seno de los necios.
10 Nunca
digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron
mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con
sabiduría.
11 Buena
es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el
sol.
12 Porque
escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría
excede, en que da vida a sus poseedores.
13 Mira
la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él
torció?
14 En
el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad
considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que
el hombre nada halle después de él.
15 Todo
esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece
por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
16 No
seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué
habrás de destruirte?
17 No
hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir
antes de tu tiempo?
18 Bueno
es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano;
porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.
19 La
sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya
en una ciudad.
20 Ciertamente
no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca
peque.
21 Tampoco
apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que
no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti;
22 porque
tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas
veces.
23 Todas
estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la
sabiduría se alejó de mí.
24 Lejos
está lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará?
25 Me
volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la
sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la
insensatez y el desvarío del error.
26 Y
he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es
lazos y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios
escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso.
27 He
aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las
cosas una por una para hallar la razón;
28 lo
que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil
he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé.
29 He
aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre
recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.
¿Qué
es mejor que el perfume fino? (1) ¿Qué
es mejor que la risa? (2-3) ¿Cuál
corazón está en la casa del placer? (4) ¿Qué
es mejor que la canción de los necios? (5-6) ¿Qué
corrompe el corazón de un hombre sabio? (7) ¿Qué
es mejor que el orgullo? (8-9) ¿Qué
se debe hacer en tiempos de adversidad? (13-14) ¿Qué
hace a un hombre sabio más poderoso que diez gobernantes? (19) ¿Quién
nunca peca? (20-22) ¿Qué
es más amargo que la muerte? (26) Dios
hizo al hombre recto, pero que ha hecho el hombre? (27-29)
8:1
¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración
de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la
tosquedad de su semblante se mudará.
2 Te
aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del
juramento de Dios.
3 No
te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas;
porque él hará todo lo que quiere.
4 Pues
la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué
haces?
5 El
que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón
del sabio discierne el tiempo y el juicio.
6 Porque
para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal
del hombre es grande sobre él;
7 pues
no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se
lo enseñará?
8 No
hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener
el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen
armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
9 Todo
esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo
del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del
hombre para mal suyo.
10 Asimismo
he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que
frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en
la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es
vanidad.
11 Por
cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el
corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto
para hacer el mal.
12 Aunque
el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo
yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que
temen ante su presencia;
13 y
que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días,
que son como sombra; por cuanto no teme delante de la
presencia de Dios.
14 Hay
vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes
sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a
quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que
esto también es vanidad.
15 Por
tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo
del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede
de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo
del sol.
16 Yo,
pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena
que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni
de día ve sueño en sus ojos);
17 y
he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede
alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que
trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el
sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.
¿Qué hace brillar el rostro de un hombre? (1)
¿El mandato de quién debemos guardar? (2-5)
¿Por qué los corazones de los hombres se inclinan a
hacer el mal? (11)
¿Para quién irán bien las cosas? (12-13)
¿Qué no puede saber un hombre aunque busque encontrarlo?
(16-17)
Capitulo
9
9:1
Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para
declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras,
están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo
saben los hombres; todo está delante de ellos.
2 Todo
acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al
justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que
sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que
peca; al que jura, como al que teme el juramento.
3 Este
mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo
suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos
de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón
durante su vida; y después de esto se van a los muertos.
4 Aún
hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque
mejor es perro vivo que león muerto.
5 Porque
los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada
saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en
olvido.
6 También
su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más
tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.
7 Anda,
y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón;
porque tus obras ya son agradables a Dios.
8 En
todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ung:uento
sobre tu cabeza.
9 Goza
de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de
tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de
tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu
trabajo con que te afanas debajo del sol.
10 Todo
lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus
fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni
trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
11 Me
volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera,
ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni
de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor;
sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.
12 Porque
el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son
presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo,
así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo,
cuando cae de repente sobre ellos.
13 También
vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:
14 una
pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella
un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes
baluartes;
15 y
se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la
ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre
pobre.
16 Entonces
dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la
ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus
palabras.
17 Las
palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el
clamor del señor entre los necios.
18 Mejor
es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador
destruye mucho bien. ¿Qué
es igual para los justos y para los impíos? (1-3) ¿Qué
es mejor que un león muerto? (4-6) ¿Con
quién debes vivir en alegría? (7-9) ¿Qué
debes hacer con todas tus fuerzas? (10) ¿Qué
pasa a todos? (11) ¿Qué
no sabe ningun hombre? (12) ¿Qué
es mejor que las armas de guerra? (13-18)
10:1
Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del
perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como
sabio y honorable.
2 El
corazón del sabio está a su mano derecha, mas el corazón del
necio a su mano izquierda.
3 Y
aun mientras va el necio por el camino, le falta cordura, y va
diciendo a todos que es necio.
4 Si
el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu
lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas.
5 Hay
un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado
del príncipe:
6 la
necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están
sentados en lugar bajo.
7 Vi
siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre
la tierra.
8 El
que hiciere hoyo caerá en él; y al que aportillare vallado, le
morderá la serpiente.
9 Quien
corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, en ello
peligra.
10 Si
se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que
añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa
para dirigir.
11 Si
muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el
encantador.
12 Las
palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los
labios del necio causan su propia ruina.
13 El
principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de
su charla, nocivo desvarío.
14 El
necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de
ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?
15 El
trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por dónde ir
a la ciudad.
16 !!Ay
de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes
banquetean de mañana!
17 !!Bienaventurada
tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes
comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber!
18 Por
la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos
se llueve la casa.
19 Por
el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y
el dinero sirve para todo.
20 Ni
aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de
tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo
llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.
¿Qué objeto muestra lo que un poco de locura puede hacer
a una persona de reputación? (1-3)
¿Qué debes hacer cuando el espíritu de un gobernante se
levanta contra ti? (4)
¿Qué puede ocurrir a alguien que cava un hoyo? (8)
¿Qué será necesario si uno no afila el hacha? (10)
¿De que esta lleno un necio? (14)
¿Por qué decae un edificio? (18)
¿Qué responde todas las cosas? (19)
¿Por qué no debes maldecir al rey, ni al rico? (20)
Capitulo
11
11:1
Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo
hallarás.
2 Reparte
a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre
la tierra.
3 Si
las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán;
y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el
árbol cayere, allí quedará.
4 El
que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes,
no segará.
5 Como
tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los
huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra
de Dios, el cual hace todas las cosas.
6 Por
la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu
mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o
si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
7 Suave
ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol;
8 pero
aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo,
acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán
muchos. Todo cuanto viene es vanidad.
9 Alégrate,
joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de
tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la
vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te
juzgará Dios.
10 Quita,
pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal;
porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
¿Por qué debes echar tu pan sobre las aguas? (1-2)
¿Cuándo se debe plantar? (3-6)
¿Por qué cosas traerá Dios a juicio a la juventud? (9-10)
Capitulo
12
12:1
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que
vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas:
No tengo en ellos contentamiento;
2 antes
que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas,
y vuelvan las nubes tras la lluvia;
3 cuando
temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres
fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se
oscurecerán los que miran por las ventanas;
4 y
las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la
muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas
del canto serán abatidas;
5 cuando
también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el
camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga,
y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada
eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles;
6 antes
que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro,
y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota
sobre el pozo;
7 y
el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a
Dios que lo dio.
8 Vanidad
de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.
9 Y
cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría
al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso
muchos proverbios.
10 Procuró
el Predicador hallar palabras agradables, y escribir
rectamente palabras de verdad.
11 Las
palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos
hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas
por un Pastor.
12 Ahora,
hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer
muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.
13 El
fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda
sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
14 Porque
Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa
encubierta, sea buena o sea mala. ¿Qué
debe hacer una persona en su juventud? (1) ¿Cuáles
son algunos problemas con la vejez? (1-5) ¿Dónde
regresará el hombre eventualmente? (6-8) ¿Por
qué medios enseño el Maestro a la gente? (9-11) ¿De
qué no hay un final? (12) ¿Qué
dió Salomón como conclusión? (13) ¿Qué
traerá Dios a juicio? (14)
Answers to
Ecclesiastes Study Questions
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