Preguntas de estudio del Libro de Daniel ©2013-2016 by Arlo E. Moehlenpah |
Daniel Daniel vivio y ministro durante todo el cautiverio de setenta años incluyendo los imperios babilónico y persa. Enorme valor fue demostrado por Daniel y sus compañeros que se atrevierón a ser diferente y se negarón a obedecer las órdenes que violaban la ley de Dios. Este libro profetizo de los reinos gentiles que estaban por venir.
1:1
En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá,
vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la
sitió.
2 Y el Señor entregó en sus
manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de
la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la
casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del
tesoro de su dios.
3 Y dijo el rey a Aspenaz,
jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel,
del linaje real de los príncipes,
4 muchachos en quienes no
hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda
sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e
idóneos para estar en el palacio del rey; y que les
enseñase las letras y la lengua de los caldeos.
5 Y les señaló el rey ración
para cada día, de la provisión de la comida del rey, y
del vino que él bebía; y que los criase tres años, para
que al fin de ellos se presentasen delante del rey.
6 Entre éstos estaban
Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá.
7 A éstos el jefe de los
eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a
Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.
8 Y Daniel propuso en su
corazón no contaminarse con la porción de la comida del
rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al
jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.
9 Y puso Dios a Daniel en
gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos;
10 y dijo el jefe de los
eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló
vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea
vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos
que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el
rey mi cabeza.
11 Entonces dijo Daniel a
Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos
sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
12 Te ruego que hagas la
prueba con tus siervos por diez días, y nos den
legumbres a comer, y agua a beber.
13 Compara luego nuestros
rostros con los rostros de los muchachos que comen de la
ración de la comida del rey, y haz después con tus
siervos según veas.
14 Consintió, pues, con
ellos en esto, y probó con ellos diez días.
15 Y al cabo de los diez
días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que
el de los otros muchachos que comían de la porción de la
comida del rey.
16 Así, pues, Melsar se
llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que
habían de beber, y les daba legumbres.
17 A estos cuatro muchachos
Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las
letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda
visión y sueños.
18 Pasados, pues, los días
al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen,
el jefe de los eunucos los trajo delante de
Nabucodonosor.
19 Y el rey habló con ellos,
y no fueron hallados entre todos ellos otros como
Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron
delante del rey.
20 En todo asunto de
sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los
halló diez veces mejores que todos los magos y
astrólogos que había en todo su reino.
21 Y continuó Daniel hasta
el año primero del rey Ciro.
¿Cuáles eran las calificaciones de los
elegidos para ser enseñados las letras y la lengua de los caldeos?
¿Qué nombres fueron dados a Daniel,
Ananías, Misael y Azarías?
¿Qué propuso Daniel en su corazón que
no haria?
¿Cómo se veian después de diez días
los que comieron vegetales?
¿Qué le dio Dios a los cuatro
que comian los vegetales? (17)
2:1
En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo
Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le fue
el sueño.
2 Hizo llamar el rey a magos,
astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus
sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey.
3 Y el rey les dijo: He tenido un
sueño, y mi espíritu se ha turbado por saber el sueño.
4 Entonces hablaron los caldeos al
rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sueño a
tus siervos, y te mostraremos la interpretación.
5 Respondió el rey y dijo a los
caldeos: El asunto lo olvidé; si no me mostráis el sueño y su
interpretación, seréis hechos pedazos, y vuestras casas serán
convertidas en muladares.
6 Y si me mostrareis el sueño y su
interpretación, recibiréis de mí dones y favores y gran honra.
Decidme, pues, el sueño y su interpretación.
7 Respondieron por segunda vez, y
dijeron: Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos
la interpretación.
8 El rey respondió y dijo: Yo
conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque
veis que el asunto se me ha ido.
9 Si no me mostráis el sueño, una
sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis
respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre
tanto que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo
sepa que me podéis dar su interpretación.
10 Los caldeos respondieron
delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que
pueda declarar el asunto del rey; además de esto, ningún rey,
príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni
astrólogo ni caldeo.
11 Porque el asunto que el rey
demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey,
salvo los dioses cuya morada no es con la carne.
12 Por esto el rey con ira y con
gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia.
13 Y se publicó el edicto de que
los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y
a sus compañeros para matarlos.
14 Entonces Daniel habló sabia y
prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que
había salido para matar a los sabios de Babilonia.
15 Habló y dijo a Arioc capitán
del rey: ¿Cuál es la causa de que este edicto se publique de
parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a
Daniel lo que había.
16 Y Daniel entró y pidió al rey
que le diese tiempo, y que él mostraría la interpretación al
rey.
17 Luego se fue Daniel a su casa e
hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus
compañeros,
18 para que pidiesen misericordias
del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y
sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.
19 Entonces el secreto fue
revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo
Daniel al Dios del cielo.
20 Y Daniel habló y dijo: Sea
bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos
son el poder y la sabiduría.
21 El muda los tiempos y las
edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los
sabios, y la ciencia a los entendidos.
22 El revela lo profundo y lo
escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la
luz.
23 A ti, oh Dios de mis padres, te
doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza,
y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a
conocer el asunto del rey.
24 Después de esto fue Daniel a
Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de
Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia;
llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la
interpretación.
25 Entonces Arioc llevó
prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un
varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la
interpretación.
26 Respondió el rey y dijo a
Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer
el sueño que vi, y su interpretación?
27 Daniel respondió delante del
rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni
astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey.
28 Pero hay un Dios en los cielos,
el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey
Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He
aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama:
29 Estando tú, oh rey, en tu cama,
te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo
por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha
de ser.
30 Y a mí me ha sido revelado este
misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los
vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la
interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu
corazón.
31 Tú, oh rey, veías, y he aquí
una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya
gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su
aspecto era terrible.
32 La cabeza de esta imagen era de
oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus
muslos, de bronce;
33 sus piernas, de hierro; sus
pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
34 Estabas mirando, hasta que una
piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus
pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
35 Entonces fueron desmenuzados
también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el
oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó
el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la
piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó
toda la tierra.
36 Este es el sueño; también la
interpretación de él diremos en presencia del rey.
37 Tú, oh rey, eres rey de reyes;
porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y
majestad.
38 Y dondequiera que habitan hijos
de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha
entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú
eres aquella cabeza de oro.
39 Y después de ti se levantará
otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce,
el cual dominará sobre toda la tierra.
40 Y el cuarto reino será fuerte
como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las
cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
41 Y lo que viste de los pies y
los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de
hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la
fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro
cocido.
42 Y por ser los dedos de los pies
en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será
en parte fuerte, y en parte frágil.
43 Así como viste el hierro
mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas;
pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se
mezcla con el barro.
44 Y en los días de estos reyes el
Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido,
ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá
a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,
45 de la manera que viste que del
monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó
el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran
Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir;
y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.
46 Entonces el rey Nabucodonosor
se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó
que le ofreciesen presentes e incienso.
47 El rey habló a Daniel, y dijo:
Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los
reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar
este misterio.
48 Entonces el rey engrandeció a
Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo
gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo
de todos los sabios de Babilonia.
49 Y Daniel solicitó del rey, y
obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de
Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la
corte del rey.
1. ¿Qué recordaba Nabucodonosor acerca de su sueño? (5)
2. ¿Que iba a hacer el rey a todos los magos y astrólogos porque no podían
dar a conocer el significado del sueño? (5,12)
3. ¿Qué hicieron Daniel y sus amigos? (13-18)
4. ¿Qué hizo Dios por Daniel? (19)
5.
6. ¿Qué hizo la piedra que fue cortada, no con mano? (34-35)
7. ¿Quién era la cabeza de oro? (38)
8. ¿Qué representaban las otras partes del cuerpo? (39-43)
9. ¿Qué reconocio el rey? (47)
10. ¿A qué posición promocionaria el rey a Daniel? (48)
11. ¿Qué petición hizo Daniel? (49)
3:1
El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era
de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el
campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
2 Y envió el rey Nabucodonosor a
que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes,
oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los
gobernadores de las provincias, para que viniesen a la
dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había
levantado.
3 Fueron, pues, reunidos los
sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros,
consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias,
a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había
levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había
levantado el rey Nabucodonosor.
4 Y el pregonero anunciaba en alta
voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas,
5 que al oír el son de la bocina,
de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la
zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis
la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado;
6 y cualquiera que no se postre y
adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego
ardiendo.
7 Por lo cual, al oír todos los
pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del
arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de
música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y
adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había
levantado.
8 Por esto en aquel tiempo algunos
varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los
judíos.
9 Hablaron y dijeron al rey
Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.
10 Tú, oh rey, has dado una ley
que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del
tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo
instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro;
11 y el que no se postre y adore,
sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
12 Hay unos varones judíos, los
cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia:
Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han
respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro
que has levantado.
13 Entonces Nabucodonosor dijo con
ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al
instante fueron traídos estos varones delante del rey.
14 Habló Nabucodonosor y les dijo:
¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis
a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?
15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos
para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del
tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo
instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he
hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis
echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios
será aquel que os libre de mis manos?
16 Sadrac, Mesac y Abed-nego
respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario
que te respondamos sobre este asunto.
17 He aquí nuestro Dios a quien
servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu
mano, oh rey, nos librará.
18 Y si no, sepas, oh rey, que no
serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que
has levantado.
19 Entonces Nabucodonosor se llenó
de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac,
Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete
veces más de lo acostumbrado.
20 Y mandó a hombres muy vigorosos
que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego,
para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
21 Entonces estos varones fueron
atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus
vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
22 Y como la orden del rey era
apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego
mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.
23 Y estos tres varones, Sadrac,
Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego
ardiendo.
24 Entonces el rey Nabucodonosor
se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su
consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego?
Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.
25 Y él dijo: He aquí yo veo
cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin
sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a
hijo de los dioses.
26 Entonces Nabucodonosor se
acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac,
Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid.
Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del
fuego.
27 Y se juntaron los sátrapas, los
gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para
mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder
alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se
había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor
de fuego tenían.
28 Entonces Nabucodonosor dijo:
Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego,
que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él,
y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus
cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.
29 Por lo tanto, decreto que todo
pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de
Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa
convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar
como éste.
30 Entonces el rey engrandeció a
Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.
1. ¿Qué
pasaría con los que se negaran a inclinarse ante la imagen de
Nabucodonosor?
(6)
2. Quienes se
negaron a adorar la imagen?
(12)
3. ¿Qué tan caliente estaba el horno? (19)
4. ¿Qué pasó
con los que lanzaron los tres jóvenes hebreos en el horno?
(22)
5. ¿Qué vio
Nabucodonosor cuando miro en el horno?
(24-25)
6. ¿Qué no hizo el fuego a los tres jóvenes hebreos? (27)
7. ¿Qué decreto Nabucodonosor? (29)
8. ¿Qué hizo el rey por los tres jóvenes hebreos? (30)
4:1
Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que
moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.
2 Conviene que yo declare las
señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.
3 !!Cuán grandes son sus señales,
y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y
su señorío de generación en generación.
4 Yo Nabucodonosor estaba
tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio.
5 Vi un sueño que me espantó, y
tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me
turbaron.
6 Por esto mandé que vinieran
delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me
mostrasen la interpretación del sueño.
7 Y vinieron magos, astrólogos,
caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron
mostrar su interpretación,
8 hasta que entró delante de mí
Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y
en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante
de él el sueño, diciendo:
9 Beltsasar, jefe de los magos, ya
que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos,
y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de
mi sueño que he visto, y su interpretación.
10 Estas fueron las visiones de mi
cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de
la tierra un árbol, cuya altura era grande.
11 Crecía este árbol, y se hacía
fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a
ver desde todos los confines de la tierra.
12 Su follaje era hermoso y su
fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de
él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas
hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda
carne.
13 Vi en las visiones de mi cabeza
mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo
descendía del cielo.
14 Y clamaba fuertemente y decía
así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas, quitadle el
follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están
debajo de él, y las aves de sus ramas.
15 Mas la cepa de sus raíces
dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre
la hierba del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con
las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra.
16 Su corazón de hombre sea
cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él
siete tiempos.
17 La sentencia es por decreto de
los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para
que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino
de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye
sobre él al más bajo de los hombres.
18 Yo el rey Nabucodonosor he
visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación
de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido
mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti
el espíritu de los dioses santos.
19 Entonces Daniel, cuyo nombre
era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos
lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni
el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo:
Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación
para los que mal te quieren.
20 El árbol que viste, que crecía
y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que
se veía desde todos los confines de la tierra,
21 cuyo follaje era hermoso, y su
fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo
del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas
anidaban las aves del cielo,
22 tú mismo eres, oh rey, que
creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha
llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la
tierra.
23 Y en cuanto a lo que vio el rey,
un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad
el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en
la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del
campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias
del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos;
24 esta es la interpretación, oh
rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor
el rey:
25 Que te echarán de entre los
hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con
hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el
rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti,
hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino
de los hombres, y que lo da a quien él quiere.
26 Y en cuanto a la orden de dejar
en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa
que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el
cielo gobierna.
27 Por tanto, oh rey, acepta mi
consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades
haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez
será eso una prolongación de tu tranquilidad.
28 Todo esto vino sobre el rey
Nabucodonosor.
29 Al cabo de doce meses, paseando
en el palacio real de Babilonia,
30 habló el rey y dijo: ¿No es
ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la
fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?
31 Aún estaba la palabra en la
boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice,
rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti;
32 y de entre los hombres te
arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y
como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán
sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el
dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere.
33 En la misma hora se cumplió la
palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los
hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba
con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas
de águila, y sus uñas como las de las aves.
34 Mas al fin del tiempo yo
Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue
devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que
vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por
todas las edades.
35 Todos los habitantes de la
tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad
en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y
no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
36 En el mismo tiempo mi razón me
fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi
grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros
me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza
me fue añadida.
37 Ahora yo Nabucodonosor alabo,
engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus
obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede
humillar a los que andan con soberbia.
1. ¿Cuál fue la reacción de Daniel cuando escuchó el sueño que tuvo
Nabucodonosor? (19)
2. ¿Quién era el árbol que crecía y se hacía fuerte? (20-22)
3. ¿Cuánto tiempo Nabucodonosor viviria con las bestias y comeria hierba?
(23)
4. ¿Qué aprendio
Nabucodonosor de esta experiencia? (23, 37)
5:1
El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes,
y en presencia de los mil bebía vino.
2 Belsasar, con el gusto del vino,
mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que
Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén,
para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y
sus concubinas.
3 Entonces fueron traídos los
vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios
que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus
príncipes, sus mujeres y sus concubinas.
4 Bebieron vino, y alabaron a los
dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de
piedra.
5 En aquella misma hora
aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía
delante del candelero sobre lo encalado de la pared del
palacio real, y el rey veía la mano que escribía.
6 Entonces el rey palideció, y sus
pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus
rodillas daban la una contra la otra.
7 El rey gritó en alta voz que
hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los
sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me
muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un
collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en
el reino.
8 Entonces fueron introducidos
todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura
ni mostrar al rey su interpretación.
9 Entonces el rey Belsasar se
turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban
perplejos.
10 La reina, por las palabras del
rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo:
Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni
palidezca tu rostro.
11 En tu reino hay un hombre en el
cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de
tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como
sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre,
oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos,
caldeos y adivinos,
12 por cuanto fue hallado en él
mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar
sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en
Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese,
pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación.
13 Entonces Daniel fue traído
delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel
de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de
Judea?
14 Yo he oído de ti que el
espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló
luz, entendimiento y mayor sabiduría.
15 Y ahora fueron traídos delante
de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me
diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la
interpretación del asunto.
16 Yo, pues, he oído de ti que
puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora
puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás
vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello,
y serás el tercer señor en el reino.
17 Entonces Daniel respondió y
dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus
recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la
interpretación.
18 El Altísimo Dios, oh rey, dio a
Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la
majestad.
19 Y por la grandeza que le dio,
todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían
delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba
vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba.
20 Mas cuando su corazón se
ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue
depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria.
21 Y fue echado de entre los hijos
de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las
bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le
hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el
rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios
tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre
él al que le place.
22 Y tú, su hijo Belsasar, no has
humillado tu corazón, sabiendo todo esto;
23 sino que contra el Señor del
cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los
vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus
concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste
alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de
madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios
en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos,
nunca honraste.
24 Entonces de su presencia fue
enviada la mano que trazó esta escritura.
25 Y la escritura que trazó es:
MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
26 Esta es la interpretación del
asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
27 TEKEL: Pesado has sido en
balanza, y fuiste hallado falto.
28 PERES: Tu reino ha sido roto, y
dado a los medos y a los persas.
29 Entonces mandó Belsasar vestir
a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y
proclamar que él era el tercer señor del reino.
30 La misma noche fue muerto
Belsasar rey de los caldeos.
31 Y Darío de Media tomó el reino,
siendo de sesenta y dos años.
1. ¿Qué vasos utilizo Belsasar para beber vino? (2-4)
2.
3. ¿Qué sabia Belsasar? (18-22)
4. ¿Cuál fue la interpretación de la escritura en la pared? (25-28)
5. ¿A qué posición se promovió aDaniel? (29)
6. ¿Qué le pasó a Belsasar? (30)
7. ¿Quién tomó el
reino? (31)
6:1
Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte
sátrapas, que gobernasen en todo el reino.
2 Y sobre ellos tres gobernadores,
de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen
cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.
3 Pero Daniel mismo era superior a
estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu
superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.
4 Entonces los gobernadores y
sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo
relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o
falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado
en él.
5 Entonces dijeron aquellos
hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para
acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley
de su Dios.
6 Entonces estos gobernadores y
sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: !!Rey
Darío, para siempre vive!
7 Todos los gobernadores del reino,
magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por
consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que
cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición
de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en
el foso de los leones.
8 Ahora, oh rey, confirma el
edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a
la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.
9 Firmó, pues, el rey Darío el
edicto y la prohibición.
10 Cuando Daniel supo que el
edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las
ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se
arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante
de su Dios, como lo solía hacer antes.
11 Entonces se juntaron aquellos
hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de
su Dios.
12 Fueron luego ante el rey y le
hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que
cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier
dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de
los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a
la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.
13 Entonces respondieron y dijeron
delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos
de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que
confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.
14 Cuando el rey oyó el asunto, le
pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la
puesta del sol trabajó para librarle.
15 Pero aquellos hombres rodearon
al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de
Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede
ser abrogado.
16 Entonces el rey mandó, y
trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el
rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente
sirves, él te libre.
17 Y fue traída una piedra y
puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su
anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo
acerca de Daniel no se alterase.
18 Luego el rey se fue a su
palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron
traídos delante de él, y se le fue el sueño.
19 El rey, pues, se levantó muy de
mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones.
20 Y acercándose al foso llamó a
voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del
Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves,
¿te ha podido librar de los leones?
21 Entonces Daniel respondió al
rey: Oh rey, vive para siempre.
22 Mi Dios envió su ángel, el cual
cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño,
porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh
rey, yo no he hecho nada malo.
23 Entonces se alegró el rey en
gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y
fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él,
porque había confiado en su Dios.
24 Y dio orden el rey, y fueron
traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron
echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus
mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los
leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.
25 Entonces el rey Darío escribió
a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la
tierra: Paz os sea multiplicada.
26 De parte mía es puesta esta
ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y
tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el
Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no
será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin.
27 El salva y libra, y hace
señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado
a Daniel del poder de los leones.
28 Y este Daniel prosperó durante
el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.
1. ¿A qué posición promovió Dario a Daniel? (1-3)
2. ¿Que no pudieron encontrar en Daniel los otros presidentes y príncipes?
(4-5)
3. ¿Qué decreto querian los otros presidentes y príncipes que Dario
firmara? (6-9)
4. ¿Qué hizo Daniel después de la firma del decreto? (10)
5. ¿Qué hizo el rey a regañadientes? (14-16)
6. ¿Qué creia el rey? (16)
7. ¿Qué hizo el rey esa noche? (18)
8. ¿Qué encontro el rey a la mañana siguiente? (19-23)
9. ¿Qué hizo el rey a los que acusaron a Daniel? (24)
10. ¿Cuál fue el siguiente decreto que el rey Darío escribió? (25-27)
11.
7:1
En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un
sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho;
luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto.
2 Daniel dijo: Miraba yo en mi
visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo
combatían en el gran mar.
3 Y cuatro bestias grandes,
diferentes la una de la otra, subían del mar.
4 La primera era como león, y
tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas
fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso
enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado
corazón de hombre.
5 Y he aquí otra segunda bestia,
semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que
del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes;
y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne.
6 Después de esto miré, y he aquí
otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus
espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue
dado dominio.
7 Después de esto miraba yo en las
visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y
terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes
grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras
hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias
que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
8 Mientras yo contemplaba los
cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y
delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros;
y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una
boca que hablaba grandes cosas.
9 Estuve mirando hasta que fueron
puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido
era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana
limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego
ardiente.
10 Un río de fuego procedía y
salía de delante de él; millares de millares le servían, y
millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó,
y los libros fueron abiertos.
11 Yo entonces miraba a causa del
sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba
hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y
entregado para ser quemado en el fuego.
12 Habían también quitado a las
otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la
vida hasta cierto tiempo.
13 Miraba yo en la visión de la
noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un
hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le
hicieron acercarse delante de él.
14 Y le fue dado dominio, gloria y
reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le
sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y
su reino uno que no será destruido.
15 Se me turbó el espíritu a mí,
Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me
asombraron.
16 Me acerqué a uno de los que
asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me
habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas.
17 Estas cuatro grandes bestias
son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.
18 Después recibirán el reino los
santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo,
eternamente y para siempre.
19 Entonces tuve deseo de saber la
verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de
todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes
de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las
sobras hollaba con sus pies;
20 asimismo acerca de los diez
cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido,
delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía
ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande
que sus compañeros.
21 Y veía yo que este cuerno hacía
guerra contra los santos, y los vencía,
22 hasta que vino el Anciano de
días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el
tiempo, y los santos recibieron el reino.
23 Dijo así: La cuarta bestia será
un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos
los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y
despedazará.
24 Y los diez cuernos significan
que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se
levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a
tres reyes derribará.
25 Y hablará palabras contra el
Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará
en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano
hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.
26 Pero se sentará el Juez, y le
quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta
el fin,
27 y que el reino, y el dominio y
la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al
pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno,
y todos los dominios le servirán y obedecerán.
28 Aquí fue el fin de sus palabras.
En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi
rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.
1. ¿Cuál era la apariencia de la primera bestia? (4)
2. ¿Cuál era la apariencia de la segunda bestia? (5)
3. ¿Cuál era la apariencia de la tercera bestia? (6)
4. ¿Cuál era la apariencia de la cuarta bestia? (7)
5. ¿Cuál era la apariencia del Anciano de días? (9)
6. ¿Cuáles fueron las cuatro bestias? (17)
7. ¿Cuáles fueron los diez cuernos de la cuarta bestia? (24)
8.
8:1
En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una
visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido
antes.
2 Vi en visión; y cuando la vi, yo
estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de
Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.
3 Alcé los ojos y miré, y he aquí
un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y
aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y
el más alto creció después.
4 Vi que el carnero hería con los
cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia
podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder;
y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.
5 Mientras yo consideraba esto, he
aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz
de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío
tenía un cuerno notable entre sus ojos.
6 Y vino hasta el carnero de dos
cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió
contra él con la furia de su fuerza.
7 Y lo vi que llegó junto al
carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus
dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse
delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó,
y no hubo quien librase al carnero de su poder.
8 Y el macho cabrío se engrandeció
sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran
cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro
cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo.
9 Y de uno de ellos salió un
cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia
la tierra gloriosa.
10 Y se engrandeció hasta el
ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas
echó por tierra, y las pisoteó.
11 Aun se engrandeció contra el
príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo
sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.
12 Y a causa de la prevaricación
le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio;
y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó.
13 Entonces oí a un santo que
hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta
cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la
prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército
para ser pisoteados?
14 Y él dijo: Hasta dos mil
trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será
purificado.
15 Y aconteció que mientras yo
Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí
se puso delante de mí uno con apariencia de hombre.
16 Y oí una voz de hombre entre
las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste
la visión.
17 Vino luego cerca de donde yo
estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi
rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la
visión es para el tiempo del fin.
18 Mientras él hablaba conmigo,
caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo
estar en pie.
19 Y dijo: He aquí yo te enseñaré
lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el
tiempo del fin.
20 En cuanto al carnero que viste,
que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de
Persia.
21 El macho cabrío es el rey de
Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey
primero.
22 Y en cuanto al cuerno que fue
quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que
cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la
fuerza de él.
23 Y al fin del reinado de éstos,
cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey
altivo de rostro y entendido en enigmas.
24 Y su poder se fortalecerá, mas
no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará,
y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo
de los santos.
25 Con su sagacidad hará prosperar
el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin
aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de
los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano
humana.
26 La visión de las tardes y
mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión,
porque es para muchos días.
27 Y yo Daniel quedé quebrantado,
y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los
negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión,
y no la entendía.
1. ¿Qué representaba el carnero con dos cuernos? (20 3-4,)
2. ¿Qué representaba el macho cabrío? (5-8, 21)
3. ¿Qué representaba el gran cuerno entre los ojos de la cabra? (5, 21)
4. ¿Qué ocurrió después de que el gran cuerno se rompió y qué representan
estos? (8-10, 22)
5. ¿Por cuánto tiempo el santuario será pisoteado? (13-14)
6. ¿Quién va a
estar ante el Príncipe de los príncipes y será quebrantado? (23-25)
9:1
En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los
medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos,
2 en el año primero de su reinado,
yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años
de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de
cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.
3 Y volví mi rostro a Dios el
Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y
ceniza.
4 Y oré a Jehová mi Dios e hice
confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser
temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te
aman y guardan tus mandamientos;
5 hemos pecado, hemos cometido
iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y
nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
6 No hemos obedecido a tus siervos
los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a
nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la
tierra.
7 Tuya es, Señor, la justicia, y
nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva
todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo
Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras
adonde los has echado a causa de su rebelión con que se
rebelaron contra ti.
8 Oh Jehová, nuestra es la
confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes
y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.
9 De Jehová nuestro Dios es el
tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos
rebelado,
10 y no obedecimos a la voz de
Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso
delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas.
11 Todo Israel traspasó tu ley
apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído
sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en
la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.
12 Y él ha cumplido la palabra que
habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos
gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca
fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho
contra Jerusalén.
13 Conforme está escrito en la ley
de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos
implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos
de nuestras maldades y entender tu verdad.
14 Por tanto, Jehová veló sobre el
mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro
Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a
su voz.
15 Ahora pues, Señor Dios nuestro,
que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa,
y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos
hecho impíamente.
16 Oh Señor, conforme a todos tus
actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre
tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de
nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres,
Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor
nuestro.
17 Ahora pues, Dios nuestro, oye
la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro
resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
18 Inclina, oh Dios mío, tu oído,
y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la
ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos
nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino
en tus muchas misericordias.
19 Oye, Señor; oh Señor, perdona;
presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo,
Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre
tu pueblo.
20 Aún
estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado
de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi
Dios por el monte santo de mi Dios;
21 aún estaba hablando en oración,
cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al
principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del
sacrificio de la tarde.
22 Y me hizo entender, y habló
conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte
sabiduría y entendimiento.
23 Al principio de tus ruegos fue
dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres
muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.
24 Setenta semanas están
determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para
terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la
visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
25 Sabe, pues, y entiende, que
desde la salida de la orden para restaurar y edificar a
Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y
sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el
muro en tiempos angustiosos.
26 Y después de las sesenta y dos
semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el
pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la
guerra durarán las devastaciones.
27 Y por otra semana confirmará el
pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el
sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la
consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el
desolador.
1. ¿Qué entendio Daniel? (2)
2. ¿Por quién estaba confesando Daniel? (4-16)
3. ¿Quién toco a Daniel mientras él estaba orando? (21)
4. ¿Cuántas semanas se determinaron en el pueblo de Dios? (24)
5. ¿Cuántas semanas habría de la orden para restaurar y edificar a
Jerusalén hasta el Mesías Príncipe ?(25)
6. ¿Cuándo fue destruida Jerusalén otra vez? (26)
7.¿Cuándo cesará el
sacrificio? (27)
10:1
En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a
Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el
conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo
inteligencia en la visión.
2 En aquellos días yo Daniel
estuve afligido por espacio de tres semanas.
3 No comí manjar delicado, ni
entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ung:uento,
hasta que se cumplieron las tres semanas.
4 Y el día veinticuatro del mes
primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel.
5 Y alcé mis ojos y miré, y he
aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de
Ufaz.
6 Su cuerpo era como de berilo, y
su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de
fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido,
y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.
7 Y sólo yo, Daniel, vi aquella
visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino
que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se
escondieron.
8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta
gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se
cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.
9 Pero oí el sonido de sus
palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi
rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.
10 Y he aquí una mano me tocó, e
hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de
mis manos.
11 Y me dijo: Daniel, varón muy
amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en
pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto
conmigo, me puse en pie temblando.
12 Entonces me dijo: Daniel, no
temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a
entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron
oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.
13 Mas el príncipe del reino de
Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel,
uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé
allí con los reyes de Persia.
14 He venido para hacerte saber lo
que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la
visión es para esos días.
15 Mientras me decía estas
palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y
enmudecido.
16 Pero he aquí, uno con semejanza
de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y
hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la
visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.
17 ¿Cómo, pues, podrá el siervo de
mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la
fuerza, y no me quedó aliento.
18 Y aquel que tenía semejanza de
hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,
19 y me dijo: Muy amado, no temas;
la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me
hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque
me has fortalecido.
20 El me dijo: ¿Sabes por qué he
venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el
príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de
Grecia vendrá.
21 Pero yo te declararé lo que
está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda
contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.
1. ¿Cuánto tiempo estuvo Daniel de luto y sin comer carne? (2-3)
2. ¿Cuándo escuchó el hombre vestido de lino? (12)
3. ¿Por qué no respondio antes? (13)
4. ¿Quién vendria despues del príncipe de Persia? (20)
11:1 Y yo mismo, en el año
primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.
2 Y
ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres
reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más
que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas,
levantará a todos contra el reino de Grecia.
3 Se levantará luego un rey
valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad.
4 Pero cuando se haya levantado,
su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos
del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que
él dominó; porque su reino será arrancado, y será para otros
fuera de ellos.
5 Y se hará fuerte el rey del sur;
mas uno de sus príncipes será más fuerte que él, y se hará
poderoso; su dominio será grande.
6 Al cabo de años harán alianza, y
la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la
paz. Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, ni
permanecerá él, ni su brazo; porque será entregada ella y los
que la habían traído, asimismo su hijo, y los que estaban de
parte de ella en aquel tiempo.
7 Pero un renuevo de sus raíces se
levantará sobre su trono, y vendrá con ejército contra el rey
del norte, y entrará en la fortaleza, y hará en ellos a su
arbitrio, y predominará.
8 Y aun a los dioses de ellos, sus
imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro,
llevará cautivos a Egipto; y por años se mantendrá él contra
el rey del norte.
9 Así entrará en el reino el rey
del sur, y volverá a su tierra.
10 Mas los hijos de aquél se
airarán, y reunirán multitud de grandes ejércitos; y vendrá
apresuradamente e inundará, y pasará adelante; luego volverá y
llevará la guerra hasta su fortaleza.
11 Por lo cual se enfurecerá el
rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; y
pondrá en campaña multitud grande, y toda aquella multitud
será entregada en su mano.
12 Y al llevarse él la multitud,
se elevará su corazón, y derribará a muchos millares; mas no
prevalecerá.
13 Y el rey del norte volverá a
poner en campaña una multitud mayor que la primera, y al cabo
de algunos años vendrá apresuradamente con gran ejército y con
muchas riquezas.
14 En aquellos tiempos se
levantarán muchos contra el rey del sur; y hombres turbulentos
de tu pueblo se levantarán para cumplir la visión, pero ellos
caerán.
15 Vendrá, pues, el rey del norte,
y levantará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y las
fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas,
porque no habrá fuerzas para resistir.
16 Y el que vendrá contra él hará
su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará
en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder.
17 Afirmará luego su rostro para
venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél
convenios, y le dará una hija de mujeres para destruirle; pero
no permanecerá, ni tendrá éxito.
18 Volverá después su rostro a las
costas, y tomará muchas; mas un príncipe hará cesar su afrenta,
y aun hará volver sobre él su oprobio.
19 Luego volverá su rostro a las
fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no será
hallado.
20 Y se levantará en su lugar uno
que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino;
pero en pocos días será quebrantado, aunque no en ira, ni en
batalla.
21 Y le sucederá en su lugar un
hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero
vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos.
22 Las fuerzas enemigas serán
barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del
todo destruidos, junto con el príncipe del pacto.
23 Y después del pacto con él,
engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente.
24 Estando la provincia en paz y
en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres,
ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas
repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas formará sus
designios; y esto por un tiempo.
25 Y despertará sus fuerzas y su
ardor contra el rey del sur con gran ejército; y el rey del
sur se empeñará en la guerra con grande y muy fuerte ejército;
mas no prevalecerá, porque le harán traición.
26 Aun los que coman de sus
manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y
caerán muchos muertos.
27 El corazón de estos dos reyes
será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira; mas
no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado.
28 Y volverá a su tierra con gran
riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; hará su
voluntad, y volverá a su tierra.
29 Al tiempo señalado volverá al
sur; mas no será la postrera venida como la primera.
30 Porque vendrán contra él naves
de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra
el pacto santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se
entenderá con los que abandonen el santo pacto.
31 Y se levantarán de su parte
tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán
el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.
32 Con lisonjas seducirá a los
violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se
esforzará y actuará.
33 Y los sabios del pueblo
instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a
fuego, en cautividad y despojo.
34 Y en su caída serán ayudados de
pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas.
35 También algunos de los sabios
caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta
el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo.
36 Y el rey hará su voluntad, y se
ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el
Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que
sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá.
37 Del Dios de sus padres no hará
caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno,
porque sobre todo se engrandecerá.
38 Mas honrará en su lugar al dios
de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo
honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de
gran precio.
39 Con un dios ajeno se hará de
las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los
que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra.
40 Pero al cabo del tiempo el rey
del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará
contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo,
y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y
pasará.
41 Entrará a la tierra gloriosa, y
muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom
y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón.
42 Extenderá su mano contra las
tierras, y no escapará el país de Egipto.
43 Y se apoderará de los tesoros
de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y
los de Libia y de Etiopía le seguirán.
44 Pero noticias del oriente y del
norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y
matar a muchos.
45 Y plantará las tiendas de su
palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas
llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.
1.
2. ¿Quién va a ser fuerte y hacer grandes hazañas? (32)
3. ¿Quién se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios? (36)
12:1
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que
está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de
angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces;
pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que
se hallen escritos en el libro.
2 Y muchos de los que duermen en
el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida
eterna, y otros para verg:uenza y confusión perpetua.
3 Los entendidos resplandecerán
como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la
justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua
eternidad.
4 Pero tú, Daniel, cierra las
palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos
correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.
5 Y yo Daniel miré, y he aquí
otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y
el otro al otro lado del río.
6 Y dijo uno al varón vestido de
lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el
fin de estas maravillas?
7 Y oí al varón vestido de lino,
que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra
y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los
siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un
tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo
santo, todas estas cosas serán cumplidas.
8 Y yo oí, mas no entendí. Y
dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?
9 El respondió: Anda, Daniel,
pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin.
10 Muchos serán limpios, y
emblanquecidos y purificados; los impíos procederán
impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los
entendidos comprenderán.
11 Y desde el tiempo que sea
quitado el continuo sacrificio hasta la abominación
desoladora, habrá mil doscientos noventa días.
12 Bienaventurado el que espere,
y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
13 Y tú irás hasta el fin, y
reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de
los días.
1. ¿Quién se levantaría por el pueblo de Daniel durante el tiempo de
angustia? (1)
2. ¿Quién va a brillar como las estrellas? (3)
3. ¿Hasta cuándo el libro estaria sellado? (4,9)
4. ¿Cuánto tiempo seriá a partir del momento en que el sacrificio será
quitado, y la abominación desoladora este establecida (11)?
|
|||||||||||||||
About Us | Articles | Bible Courses | Bible Quizzes | Creation vs. Evolution | Email | Personal Finance | Teacher Training Copyright © 2000-2024 Arlo & Jane Moehlenpah • Doing Good Ministries |