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Después de leer cada capítulo, por favor responda las
preguntas de estudio relacionadas.
Zacarías
Zacarías fue contemporáneo de Hageo y
también alentó a los Judios para terminar la reconstrucción del templo. Él
también profetizó muchos detalles de la vida y obra de Cristo.
Capítulo
1
Llamamiento a volver
a Jehová
1:1 En el
octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta
Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:
2 Se enojó Jehová en gran manera contra
vuestros padres.
3 Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré
a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos.
4 No seáis como vuestros padres, a los
cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho Jehová
de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de
vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová.
5 Vuestros padres, ¿dónde están? y los
profetas, ¿han de vivir para siempre?
6 Pero mis palabras y mis ordenanzas que
mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres?
Por eso volvieron ellos y dijeron: Como Jehová de los ejércitos pensó
tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras,
así lo hizo con nosotros.
La visión de los
caballos
7 A los
veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año
segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de
Berequías, hijo de Iddo, diciendo:
8 Vi de noche, y he aquí un varón que
cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que
había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y
blancos.
9 Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío?
Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré lo que son
éstos.
10 Y aquel varón que estaba entre los
mirtos respondió y dijo: Estos son los que Jehová ha enviado a
recorrer la tierra.
11 Y ellos hablaron a aquel ángel de
Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la
tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.
12 Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh
Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén,
y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por
espacio de setenta años?
13 Y Jehová respondió buenas palabras,
palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo.
14 Y me dijo el ángel que hablaba conmigo:
Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé con gran
celo a Jerusalén y a Sion.
15 Y estoy muy airado contra las naciones
que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos
agravaron el mal.
16 Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me
he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi
casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre
Jerusalén.
17 Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de
los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien,
y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.
Visión de los
cuernos y los carpinteros
18 Después
alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos.
19 Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué
son éstos? Y me respondió: Estos son los cuernos que dispersaron a
Judá, a Israel y a Jerusalén.
20 Me mostró luego Jehová cuatro
carpinteros.
21 Y yo dije: ¿Qué vienen éstos a hacer? Y
me respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a
Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para
hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que
alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.
|
1. ¿Durante el reinado de qué rey
profetizó Zacarías? (1)
2. ¿Qué gritarón los antiguos profetas?
(4)
3. ¿Cuánto tiempo duró el Señor
indignado contra Judá? (12)
4. ¿Qué dijo el Señor que se construirá
en Jerusalén? (16)
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Capítulo
2
Llamamiento a los
cautivos
2:1 Alcé
después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un
cordel de medir.
2 Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me
respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta
su longitud.
3 Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba
conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,
4 y le dijo: Corre, habla a este joven,
diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de
hombres y de ganado en medio de ella.
5 Yo seré para ella, dice Jehová, muro de
fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
6 Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice
Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice
Jehová.
7 Oh Sion, la que moras con la hija de
Babilonia, escápate.
8 Porque así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os
despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo.
9 Porque he aquí yo alzo mi mano sobre
ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los
ejércitos me envió.
10 Canta y alégrate, hija de Sion; porque
he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová.
11 Y se unirán muchas naciones a Jehová en
aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces
conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.
12 Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la
tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén.
13 Calle toda carne delante de Jehová;
porque él se ha levantado de su santa morada. |
1. ¿Qué sostenía el hombre de la visión
en la mano? (1)
2. ¿Quién sería un muro alrededor de
Jerusalén? (4-5)
3. ¿Qué tocarían tambien los que tocan a
Sión? (7-8)
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Capítulo
3
Visión del sumo
sacerdote Josué
3:1 Me
mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de
Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.
2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te
reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda.
¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?
3 Y Josué estaba vestido de vestiduras
viles, y estaba delante del ángel.
4 Y habló el ángel, y mandó a los que
estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él
le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de
ropas de gala.
5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre
su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron
las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.
6 Y el ángel de Jehová amonestó a Josué,
diciendo:
7 Así dice Jehová de los ejércitos: Si
anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú
gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que
aquí están te daré lugar.
8 Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote,
tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones
simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
9 Porque he aquí aquella piedra que puse
delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo
grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado
de la tierra en un día.
10 En aquel día, dice Jehová de los
ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su
vid y debajo de su higuera. |
1. ¿Quién estaba delante del ángel de
Jehová? (1)
2. ¿Qué dijo el Señor a Satanás? (2)
3. ¿Qué se hizo en cuanto a la ropa de
Josué? (3-5)
4. ¿Qué sería traído? (8)
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Capítulo
4
El candelabro de oro
y los olivos
4:1 Volvió
el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es
despertado de su sueño.
2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He
mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y
sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las
lámparas que están encima de él;
3 Y junto a él dos olivos, el uno a la
derecha del depósito, y el otro a su izquierda.
4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel
que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío?
5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió
y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío.
6 Entonces respondió y me habló diciendo:
Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni
con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de
Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con
aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.
8 Vino palabra de Jehová a mí, diciendo:
9 Las manos de Zorobabel echarán el
cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová
de los ejércitos me envió a vosotros.
10 Porque los que menospreciaron el día de
las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel.
Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.
11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan
estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda?
12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué
significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro
vierten de sí aceite como oro?
13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué
es esto? Y dije: Señor mío, no.
14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que
están delante del Señor de toda la tierra. |
1. ¿Qué vió Zacarías después de ser
despertado de su sueño? (1-3)
2. ¿Qué dijo la palabra del Señor a
Zacarías? (6)
3. ¿Quién iba a sentar las bases de la
casa de Jehová, y terminarla? (9)
4. ¿Qué no debe ser despreciado? (10)
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Capítulo
5
El rollo volante
5:1 De
nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba.
2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un
rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.
3 Entonces me dijo: Esta es la maldición
que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (como
está de un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura
falsamente (como está del otro lado del rollo) será destruido.
4 Yo la he hecho salir, dice Jehová de los
ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura
falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa y la
consumirá, con sus maderas y sus piedras.
La mujer en el efa
5 Y salió
aquel ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos, y
mira qué es esto que sale.
6 Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Este es un
efa que sale. Además dijo: Esta es la iniquidad de ellos en toda la
tierra.
7 Y he aquí, levantaron la Volver
arriba de plomo,
y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.
8 Y él dijo: Esta es la Maldad; y la echó
dentro del efa, y echó la masa de plomo en la boca del efa.
9 Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí
dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas
como de cig:ueña, y alzaron el efa entre la tierra y los cielos.
10 Dije al ángel que hablaba conmigo: ¿A
dónde llevan el efa?
11 Y él me respondió: Para que le sea
edificada casa en tierra de Sinar; y cuando esté preparada lo pondrán
sobre su base. |
1. ¿Qué hizo Zacarías ver en la primera
parte de este capítulo? (1-4)
2. ¿Qué más dijo Zacarías ve? (5-8)
3. ¿Quién tenía alas como el ala de una
cigüeña? (9)
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Capítulo
6
Los cuatro carros
6:1 De
nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre
dos montes; y aquellos montes eran de bronce.
2 En el primer carro había caballos
alazanes, en el segundo carro caballos negros,
3 en el tercer carro caballos blancos, y en
el cuarto carro caballos overos rucios rodados.
4 Respondí entonces y dije al ángel que
hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto?
5 Y el ángel me respondió y me dijo: Estos
son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse
delante del Señor de toda la tierra.
6 El carro con los caballos negros salía
hacia la tierra del norte, y los blancos salieron tras ellos, y los
overos salieron hacia la tierra del sur.
7 Y los alazanes salieron y se afanaron por
ir a recorrer la tierra. Y dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron
la tierra.
8 Luego me llamó, y me habló diciendo:
Mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi
Espíritu en la tierra del norte.
Coronación simbólica
de Josué
9 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
10 Toma de los del cautiverio a Heldai, a
Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia; e irás tú en
aquel día, y entrarás en casa de Josías hijo de Sofonías.
11 Tomarás, pues, plata y oro, y harás
coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de
Josadac.
12 Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado
Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el
Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová.
13 El edificará el templo de Jehová, y él
llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote
a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos.
14 Las coronas servirán a Helem, a Tobías,
a Jedaías y a Hen hijo de Sofonías, como memoria en el templo de Jehová.
15 Y los que están lejos vendrán y ayudarán
a edificar el templo de Jehová, y conoceréis que Jehová de los
ejércitos me ha enviado a vosotros. Y esto sucederá si oyereis
obedientes la voz de Jehová vuestro Dios. |
1. ¿Cuáles eran los caballos que venían
de entre las montañas? (1-5)
2. ¿Sobre quién se colocarón las
coronas? (11)
3. ¿Cuál era el nombre del hombre que
iba a construir el templo? (12-13)
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Capítulo
7
El ayuno que Dios
reprueba
7:1
Aconteció que en el año cuarto del rey Darío vino palabra de Jehová a
Zacarías, a los cuatro días del mes noveno, que es Quisleu,
2 cuando el pueblo de Bet-el había enviado
a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehová,
3 y a hablar a los sacerdotes que estaban
en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos
en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?
4 Vino, pues, a mí palabra de Jehová de los
ejércitos, diciendo:
5 Habla a todo el pueblo del país, y a los
sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en
el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?
6 Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y
bebéis para vosotros mismos?
7 ¿No son estas las palabras que proclamó
Jehová por medio de los profetas primeros, cuando Jerusalén estaba
habitada y tranquila, y sus ciudades en sus alrededores y el Neguev y
la Sefela estaban también habitados?
La desobediencia,
causa del cautiverio
8 Y vino palabra de Jehová a Zacarías,
diciendo:
9 Así habló Jehová de los ejércitos,
diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad
cada cual con su hermano;
10 no oprimáis a la viuda, al huérfano, al
extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su
hermano.
11 Pero no quisieron escuchar, antes
volvieron la espalda, y Volver arribaron sus oídos para no oír;
12 y pusieron su corazón como diamante,
para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba
por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto,
gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.
13 Y aconteció que así como él clamó, y no
escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los
ejércitos;
14 sino que los esparcí con torbellino por
todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras
ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto
la tierra deseable. |
1. ¿Qué dijo el SEÑOR de los ejércitos?
(9-10)
2. ¿Cómo reaccionó la gente a estas
palabras? (11-12)
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Capítulo
8
Promesa de la
restauración de Jerusalén
8:1 Vino a
mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:
2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Celé a Sion con gran celo, y con gran ira la celé.
3 Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sion,
y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la
Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.
4 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún
han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual
con bordón en su mano por la multitud de los días.
5 Y las calles de la ciudad estarán llenas
de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.
6 Así dice Jehová de los ejércitos: Si esto
parecerá maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en
aquellos días, ¿también será maravilloso delante de mis ojos? dice
Jehová de los ejércitos.
7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He
aquí, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra
donde se pone el sol;
8 y los traeré, y habitarán en medio de
Jerusalén; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en verdad
y en justicia.
9 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Esfuércense vuestras manos, los que oís en estos días estas palabras de
la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento a la casa
de Jehová de los ejércitos, para edificar el templo.
10 Porque antes de estos días no ha habido
paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz para el que salía ni para
el que entraba, a causa del enemigo; y yo dejé a todos los hombres cada
cual contra su compañero.
11 Mas ahora no lo haré con el remanente de
este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de los ejércitos.
12 Porque habrá simiente de paz; la vid
dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su
rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.
13 Y sucederá que como fuisteis maldición
entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y
seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos.
14 Porque así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron
a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí,
15 así al contrario he pensado hacer bien a
Jerusalén y a la casa de Judá en estos días; no temáis.
16 Estas son las cosas que habéis de hacer:
Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo
conducente a la paz en vuestras puertas.
17 Y ninguno de vosotros piense mal en su
corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas
estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.
18 Vino a mí palabra de Jehová de los
ejércitos, diciendo:
19 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El
ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el
ayuno del décimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría,
y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.
20 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Aún vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades;
21 y vendrán los habitantes de una ciudad a
otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová
de los ejércitos. Yo también iré.
22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes
naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar
el favor de Jehová.
23 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En
aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda
lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros,
porque hemos oído que Dios está con vosotros. |
1. ¿Por quién fue el SEÑOR celoso? (2)
2. ¿Qué hará el Señor para su pueblo?
(7)
3. ¿Qué poseerá el remanente del pueblo
de Dios? (12)
4. ¿Qué odia el SEÑOR? (17)
5. ¿Qué harán muchas personas y naciones
fuertes? (22)
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Capítulo
9
Castigo de las
naciones vecinas
9:1 La
profecía de la palabra de Jehová está contra la tierra de Hadrac y
sobre Damasco; porque a Jehová deben mirar los ojos de los hombres, y
de todas las tribus de Israel.
2 También Hamat será comprendida en el
territorio de éste; Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias.
3 Bien que Tiro se edificó fortaleza, y
amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,
4 he aquí, el Señor la empobrecerá, y
herirá en el mar su poderío, y ella será consumida de fuego.
5 Verá Ascalón, y temerá; Gaza también, y
se dolerá en gran manera; asimismo Ecrón, porque su esperanza será
confundida; y perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada.
6 Habitará en Asdod un extranjero, y pondré
fin a la soberbia de los filisteos.
7 Quitaré la sangre de su boca, y sus
abominaciones de entre sus dientes, y quedará también un remanente para
nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el
jebuseo.
8 Entonces acamparé alrededor de mi casa
como un guarda, para que ninguno vaya ni venga, y no pasará más sobre
ellos el opresor; porque ahora miraré con mis ojos.
El futuro rey de Sion
9 Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de
júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.
10 Y de Efraín destruiré los carros, y los
caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará
paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río
hasta los fines de la tierra.
11 Y tú también por la sangre de tu pacto
serás salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua.
12 Volveos a la fortaleza, oh prisioneros
de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.
13 Porque he entesado para mí a Judá como
arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré a tus hijos, oh Sion,
contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
14 Y Jehová será visto sobre ellos, y su
dardo saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará trompeta, e irá
entre torbellinos del austro.
15 Jehová de los ejércitos los amparará, y
ellos devorarán, y hollarán las piedras de la honda, y beberán, y harán
estrépito como tomados de vino; y se llenarán como tazón, o como
cuernos del altar.
16 Y los salvará en aquel día Jehová su
Dios como rebaño de su pueblo; porque como piedras de diadema serán
enaltecidos en su tierra.
17 Porque !!cuánta es su bondad, y cuánta
su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes, y el vino a las
doncellas. |
1. ¿Contra qué naciones se pronuncia
juicio en este capítulo? (1-4)
2. ¿Por qué debía Jerusalén regocijarse
grandemente y gritar? (9)
3. ¿Qué tipo de prisioneros debían ir a
la fortaleza? (12)
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Capítulo
10
Jehová redimirá a
su pueblo
10:1
Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y
os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.
2 Porque los terafines han dado vanos
oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos,
y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre
porque no tiene pastor.
3 Contra los pastores se ha encendido mi
enojo, y castigaré a los jefes; pero Jehová de los ejércitos visitará
su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en
la guerra.
4 De él saldrá la piedra angular, de él la
clavija, de él el arco de guerra, de él también todo apremiador.
5 Y serán como valientes que en la batalla
huellan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová
estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.
6 Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y
guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré
piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová
su Dios, y los oiré.
7 Y será Efraín como valiente, y se
alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y
se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová.
8 Yo los llamaré con un silbido, y los
reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados tanto como
fueron antes.
9 Bien que los esparciré entre los
pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus
hijos, y volverán.
10 Porque yo los traeré de la tierra de
Egipto, y los recogeré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y
del Líbano, y no les bastará.
11 Y la tribulación pasará por el mar, y
herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las profundidades del
río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de
Egipto.
12 Y yo los fortaleceré en Jehová, y
caminarán en su nombre, dice Jehová. |
1. ¿Qué debes pedor en el tiempo de la
lluvia tardía? (1)
2. ¿Qué hará el Señor para la casa de
Judá y la casa de José?
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Capítulo
11
11:1 Oh Líbano, abre tus puertas, y
consuma el fuego tus cedros.
2 Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó,
porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de Basán,
porque el bosque espeso es derribado.
3 Voz de aullido de pastores, porque su
magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros de leones,
porque la gloria del Jordán es destruida.
Los pastores
inútiles
4 Así ha dicho
Jehová mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza,
5 a las cuales matan sus compradores, y no
se tienen por culpables; y el que las vende, dice: Bendito sea Jehová,
porque he enriquecido; ni sus pastores tienen piedad de ellas.
6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los
moradores de la tierra, dice Jehová; porque he aquí, yo entregaré los
hombres cada cual en mano de su compañero y en mano de su rey; y
asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.
7 Apacenté, pues, las ovejas de la matanza,
esto es, a los pobres del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: al uno
puse por nombre Gracia, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas.
8 Y destruí a tres pastores en un mes; pues
mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma de ellos me
aborreció a mí.
9 Y dije: No os apacentaré; la que muriere,
que muera; y la que se perdiere, que se pierda; y las que quedaren, que
cada una coma la carne de su compañera.
10 Tomé luego mi cayado Gracia, y lo quebré,
para romper mi pacto que concerté con todos los pueblos.
11 Y fue deshecho en ese día, y así
conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de
Jehová.
12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi
salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de
plata.
13 Y me dijo Jehová: Echalo al tesoro; !!hermoso
precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y
las eché en la casa de Jehová al tesoro.
14 Quebré luego el otro cayado, Ataduras,
para romper la hermandad entre Judá e Israel.
15 Y me dijo Jehová: Toma aún los aperos de
un pastor insensato;
16 porque he aquí, yo levanto en la tierra
a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni
curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que
comerá la carne de la gorda, y romperá sus pezuñas.
17 !!Ay del pastor inútil que abandona el
ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará
su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido. |
1. ¿Cómo llamó el Señor a los dos
cayados que tomó? (7)
2. ¿Qué pasó con los dos cayados?
(10-11, 14)
3. ¿Qué profecía hizó Zacarías que
cumplió Judas Iscariote? (12-13)
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Capítulo
12
Liberación futura
de Jerusalén
12:1
Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que
extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre
dentro de él, ha dicho:
2 He aquí yo pongo a Jerusalén por copa
que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el
sitio contra Jerusalén.
3 Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por
piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán
despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán
contra ella.
4 En aquel día, dice Jehová, heriré con
pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de
Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con
ceguera.
5 Y los capitanes de Judá dirán en su
corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en Jehová de los
ejércitos, su Dios.
6 En aquel día pondré a los capitanes de
Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre
gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos
alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en
Jerusalén.
7 Y librará Jehová las tiendas de Judá
primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de
Jerusalén no se engrandezca sobre Judá.
8 En aquel día Jehová defenderá al morador
de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será
como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová
delante de ellos.
9 Y en aquel día yo procuraré destruir a
todas las naciones que vinieren contra Jerusalén.
10 Y derramaré sobre la casa de David, y
sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y
mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo
unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
11 En aquel día habrá gran llanto en
Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.
12 Y la tierra lamentará, cada linaje
aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres
por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres
por sí;
13 los descendientes de la casa de Leví
por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus
mujeres por sí;
14 todos los otros linajes, cada uno por
sí, y sus mujeres por sí. |
1. ¿Qué hará el Señor de Jerusalén para
todas las personas? (3)
2. ¿Cómo quién serán los débiles entre
Jerusalén? (8)
3. ¿Qué hará el Señor a las naciones que
vinieren contra Jerusalén? (9)
4. ¿A quién mirarán los habitantes de
Jerusalén? (10)
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Capítulo
13
13:1 En aquel tiempo habrá un
manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de
Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.
2 Y en aquel día, dice Jehová de los
ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca
más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas
y al espíritu de inmundicia.
3 Y acontecerá que cuando alguno
profetizare aún, le dirán su padre y su madre que lo engendraron: No
vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de Jehová; y su padre
y su madre que lo engendraron le traspasarán cuando profetizare.
4 Y sucederá en aquel tiempo, que todos los
profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más
vestirán el manto velloso para mentir.
5 Y dirá: No soy profeta; labrador soy de
la tierra, pues he estado en el campo desde mi juventud.
6 Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas
en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis
amigos.
El pastor de Jehová
es herido
7 Levántate,
oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice
Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las
ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.
8 Y acontecerá en toda la tierra, dice
Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se
perderán; mas la tercera quedará en ella.
9 Y meteré en el fuego a la tercera parte,
y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el
oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá:
Jehová es mi Dios. |
1. ¿Qué va a ser abierto para la casa de
David? (1)
2. ¿Qué frase en Zacarías citó Jesús
refiriéndose a sí mismo? (7, Mateo 26:31)
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Capítulo
14
Jerusalén y las
naciones
14:1 He
aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus
despojos.
2 Porque yo reuniré a todas las naciones
para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán
saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad
irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la
ciudad.
3 Después saldrá Jehová y peleará con
aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.
4 Y se afirmarán sus pies en aquel día
sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al
oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el
oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad
del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.
5 Y huiréis al valle de los montes, porque
el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que
huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y
vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.
6 Y acontecerá que en ese día no habrá luz
clara, ni oscura.
7 Será un día, el cual es conocido de
Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde
habrá luz.
8 Acontecerá también en aquel día, que
saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar
oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en
invierno.
9 Y Jehová será rey sobre toda la tierra.
En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
10 Toda la tierra se volverá como llanura
desde Geba hasta Rimón al sur de Jerusalén; y ésta será enaltecida, y
habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la
puerta primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de
Hananeel hasta los lagares del rey.
11 Y morarán en ella, y no habrá nunca más
maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente.
12 Y esta será la plaga con que herirá
Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de
ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en
las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca.
13 Y acontecerá en aquel día que habrá
entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y trabará cada uno de la
mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su
compañero.
14 Y Judá también peleará en Jerusalén. Y
serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro y
plata, y ropas de vestir, en gran abundancia.
15 Así también será la plaga de los
caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las
bestias que estuvieren en aquellos campamentos.
16 Y todos los que sobrevivieren de las
naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para
adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los
tabernáculos.
17 Y acontecerá que los de las familias de
la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los
ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.
18 Y si la familia de Egipto no subiere y
no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová
herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los
tabernáculos.
19 Esta será la pena del pecado de Egipto,
y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la
fiesta de los tabernáculos.
20 En aquel día estará grabado sobre las
campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa
de Jehová serán como los tazones del altar.
21 Y toda olla en Jerusalén y Judá será
consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren
vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día
más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos. |
1. ¿Quién va a luchar contra Jerusalén?
(2)
2. ¿Cuánto de Jerusalén irá al
cautiverio? (2)
3. ¿Quién va a luchar contra estas
naciones? (3)
4. ¿Qué va a pasar con el monte de los
Olivos? (4)
5. ¿Qué saldrá de Jerusalén? (8)
6. ¿Qué se dice acerca del Señor? (9)
7. ¿Con qué plaga herirá el Señor a los
que luchan contra Jerusalén? (12)
8. ¿Qué harán los que se quedan de las
naciones cada año? (16)
9. ¿Qué pasará con aquellos que no
adoran? (17-19)
10. ¿Qué estará sobre las campanillas de
los caballos? (20)
Gracias a Jennifer Rangel por traducir.
Cuestionario de
Zacarías
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