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Capítulo
16
Sansón en Gaza
Jueces
16:1 Fue Sansón a Gaza, y vio allí a
una mujer ramera, y se llegó a ella.
2 Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha
venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta
de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo:
Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos.
3 Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y
a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus
dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió
a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
Sansón y Dalila
4 Después de
esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la
cual se llamaba Dalila.
5 Y vinieron a ella los príncipes de los
filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran
fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos;
y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.
6 Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que
me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado
para ser dominado.
7 Y le respondió Sansón: Si me ataren con
siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré
y seré como cualquiera de los hombres.
8 Y los príncipes de los filisteos le
trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le
ató con ellos.
9 Y ella tenía hombres en acecho en el
aposento. Entonces ella le dijo: !!Sansón, los filisteos contra ti! Y
él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando toca
el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.
10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí
tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora,
te ruego, cómo podrás ser atado.
11 Y él le dijo: Si me ataren fuertemente
con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré, y seré
como cualquiera de los hombres.
12 Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató
con ellas, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías
estaban en el aposento. Mas él las rompió de sus brazos como un hilo.
13 Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me
engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo
podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de
mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca.
14 Y ella las aseguró con la estaca, y le
dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño,
arrancó la estaca del telar con la tela.
15 Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo,
cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no
me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza.
16 Y aconteció que, presionándole ella
cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a
mortal angustia.
17 Le descubrió, pues, todo su corazón, y
le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios
desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará
de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres.
18 Viendo Dalila que él le había
descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los
filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo
su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella,
trayendo en su mano el dinero.
19 Y ella hizo que él se durmiese sobre
sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de
su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él.
20 Y le dijo: !!Sansón, los filisteos
sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez
saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se
había apartado de él.
21 Mas los filisteos le echaron mano, y le
sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para
que moliese en la cárcel.
22 Y el cabello de su cabeza comenzó a
crecer, después que fue rapado.
Muerte de Sansón
23 Entonces
los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a
Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en
nuestras manos a Sansón nuestro enemigo.
24 Y viéndolo el pueblo, alabaron a su
dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro
enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte
a muchos de nosotros.
25 Y aconteció que cuando sintieron
alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta.
Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos;
y lo pusieron entre las columnas.
26 Entonces Sansón dijo al joven que le
guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que
descansa la casa, para que me apoye sobre ellas.
27 Y la casa estaba llena de hombres y
mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí; y en
el piso alto había como tres mil hombres y mujeres, que estaban
mirando el escarnio de Sansón.
28 Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo:
Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego,
solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los
filisteos por mis dos ojos.
29 Asió luego Sansón las dos columnas de
en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre
ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra.
30 Y dijo Sansón: Muera yo con los
filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa
sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y
los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado
durante su vida.
31 Y descendieron sus hermanos y toda la
casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre
Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel
veinte años. |
-
¿A dónde Samson lleva las puertas de la
ciudad de Gaza? (3)
-
¿A quién se le ofreció dinero para
determinar el secreto de la fuerza de Sansón? (4-5)
-
¿Cuál era el secreto de la fuerza de
Sansón? (17)
-
¿Qué hicieron los filisteos a Sansón?
(20-21)
-
¿Cómo murió Sansón? (29-30)
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Capítulo
17
Las
imágenes y el sacerdote de Micaía
Jueces
17:1 Hubo un hombre del monte de
Efraín, que se llamaba Micaía,
2 el cual dijo a su madre: Los mil cien
siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales
maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi
poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová,
hijo mío.
3 Y él devolvió los mil cien siclos de
plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a
Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición;
ahora, pues, yo te lo devuelvo.
4 Mas él devolvió el dinero a su madre, y
tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien
hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue
puesta en la casa de Micaía.
5 Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses,
e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera
su sacerdote.
6 En aquellos días no había rey en Israel;
cada uno hacía lo que bien le parecía.
7 Y había un joven de Belén de Judá, de la
tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí.
8 Este hombre partió de la ciudad de Belén
de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en
su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía.
9 Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el
levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda
encontrar lugar.
10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi
casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de
plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.
11 Agradó, pues, al levita morar con aquel
hombre, y fue para él como uno de sus hijos.
12 Y Micaía consagró al levita, y aquel
joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía.
13 Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me
prosperará, porque tengo un levita por sacerdote. |
-
¿Qué hicierón Micaía y su madre? (4-5)
-
¿Qué se dijo acerca de Israel en
aquellos días? (6)
-
¿A quién contarto Micaía? (9-10)
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Capítulo
18
Micaía y los hombres de Dan
Jueces
18:1 En aquellos días no había rey
en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí
donde habitar, porque hasta entonces no había tenido posesión entre
las tribus de Israel.
2 Y los hijos de Dan enviaron de su tribu
cinco hombres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y Estaol,
para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id y
reconoced la tierra. Estos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa
de Micaía, y allí posaron.
3 Cuando estaban cerca de la casa de
Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegando allá, le
dijeron: ¿Quién te ha traído acá? ¿y qué haces aquí? ¿y qué tienes tú
por aquí?
4 El les respondió: De esta y de esta
manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado para que sea su
sacerdote.
5 Y ellos le dijeron: Pregunta, pues,
ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que
hacemos.
6 Y el sacerdote les respondió: Id en paz;
delante de Jehová está vuestro camino en que andáis.
7 Entonces aquellos cinco hombres salieron,
y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba
seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón,
sin que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni
había quien poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no
tenían negocios con nadie.
8 Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en
Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos
respondieron:
9 Levantaos, subamos contra ellos; porque
nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena; ¿y
vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en marcha para
ir a tomar posesión de la tierra.
10 Cuando vayáis, llegaréis a un pueblo
confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha entregado en
vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en la
tierra.
11 Entonces salieron de allí, de Zora y de
Estaol, seiscientos hombres de la familia de Dan, armados de armas de
guerra.
12 Fueron y acamparon en Quiriat-jearim en
Judá, por lo cual llamaron a aquel lugar el campamento de Dan, hasta
hoy; está al occidente de Quiriat-jearim.
13 Y de allí pasaron al monte de Efraín, y
vinieron hasta la casa de Micaía.
14 Entonces aquellos cinco hombres que
habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus hermanos: ¿No
sabéis que en estas casas hay efod y terafines, y una imagen de talla
y una de fundición? Mirad, por tanto, lo que habéis de hacer.
15 Cuando llegaron allá, vinieron a la
casa del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba.
16 Y los seiscientos hombres, que eran de
los hijos de Dan, estaban armados de sus armas de guerra a la entrada
de la puerta.
17 Y subiendo los cinco hombres que habían
ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de talla,
el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras estaba el
sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres
armados de armas de guerra.
18 Entrando, pues, aquéllos en la casa de
Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen
de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros?
19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la
mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre
y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo
hombre, que de una tribu y familia de Israel?
20 Y se alegró el corazón del sacerdote,
el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio
del pueblo.
21 Y ellos se volvieron y partieron, y
pusieron los niños, el ganado y el bagaje por delante.
22 Cuando ya se habían alejado de la casa
de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa
de Micaía se juntaron y siguieron a los hijos de Dan.
23 Y dando voces a los de Dan, éstos
volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes, que has
juntado gente?
24 El respondió: Tomasteis mis dioses que
yo hice y al sacerdote, y os vais; ¿qué más me queda? ¿Por qué, pues,
me decís: ¿Qué tienes?
25 Y los hijos de Dan le dijeron: No des
voces tras nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan, y
pierdas también tu vida y la vida de los tuyos.
26 Y prosiguieron los hijos de Dan su
camino, y Micaía, viendo que eran más fuertes que él, volvió y regresó
a su casa.
27 Y ellos, llevando las cosas que había
hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais,
al pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada, y
quemaron la ciudad.
28 Y no hubo quien los defendiese, porque
estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y la ciudad
estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego reedificaron la
ciudad, y habitaron en ella.
29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad
Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que
antes se llamaba la ciudad Lais.
30 Y los hijos de Dan levantaron para sí
la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus
hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del
cautiverio de la tierra.
31 Así tuvieron levantada entre ellos la
imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de
Dios estuvo en Silo. |
-
¿En qué condiciones
encontraron los hombres de Dan a los habitantes de Lais? (7)
-
¿Qué tomaron los hombres de Dan de
Micaía? (24)
-
¿Por qué no hubo nadie para rescatar a
Lais? (27-28)
-
¿A qué los
israelitas cambiaron el nombre de la ciudad de Lais cuando la
reconstruyeron? (29)
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Capítulo 19
El levita y su concubina
Jueces
19:1 En aquellos días, cuando no
había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la
parte más remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí
mujer concubina de Belén de Judá.
2 Y su concubina le fue infiel, y se fue
de él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante
cuatro meses.
3 Y se levantó su marido y la siguió, para
hablarle amorosamente y hacerla volver; y llevaba consigo un criado, y
un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de su padre.
4 Y viéndole el padre de la joven, salió a
recibirle gozoso; y le detuvo su suegro, el padre de la joven, y quedó
en su casa tres días, comiendo y bebiendo y alojándose allí.
5 Al cuarto día, cuando se levantaron de
mañana, se levantó también el levita para irse; y el padre de la joven
dijo a su yerno: Conforta tu corazón con un bocado de pan, y después
os iréis.
6 Y se sentaron ellos dos juntos, y
comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón: Yo te ruego
que quieras pasar aquí la noche, y se alegrará tu corazón.
7 Y se levantó el varón para irse, pero
insistió su suegro, y volvió a pasar allí la noche.
8 Al quinto día, levantándose de mañana
para irse, le dijo el padre de la joven: Conforta ahora tu corazón, y
aguarda hasta que decline el día. Y comieron ambos juntos.
9 Luego se levantó el varón para irse, él
y su concubina y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven,
le dijo: He aquí ya el día declina para anochecer, te ruego que paséis
aquí la noche; he aquí que el día se acaba, duerme aquí, para que se
alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano a vuestro camino y
te irás a tu casa.
10 Mas el hombre no quiso pasar allí la
noche, sino que se levantó y se fue, y llegó hasta enfrente de Jebús,
que es Jerusalén, con su par de asnos ensillados, y su concubina.
11 Y estando ya junto a Jebús, el día
había declinado mucho; y dijo el criado a su señor: Ven ahora, y
vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que pasemos en ella la
noche.
12 Y su señor le respondió: No iremos a
ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel, sino
que pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado:
13 Ven, sigamos hasta uno de esos lugares,
para pasar la noche en Gabaa o en Ramá.
14 Pasando, pues, caminaron, y se les puso
el sol junto a Gabaa que era de Benjamín.
15 Y se apartaron del camino para entrar a
pasar allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron en la plaza de
la ciudad, porque no hubo quien los acogiese en casa para pasar la
noche.
16 Y he aquí un hombre viejo que venía de
su trabajo del campo al anochecer, el cual era del monte de Efraín, y
moraba como forastero en Gabaa; pero los moradores de aquel lugar eran
hijos de Benjamín.
17 Y alzando el viejo los ojos, vio a
aquel caminante en la plaza de la ciudad, y le dijo: ¿A dónde vas, y
de dónde vienes?
18 Y él respondió: Pasamos de Belén de
Judá a la parte más remota del monte de Efraín, de donde soy; y había
ido a Belén de Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien
me reciba en casa.
19 Nosotros tenemos paja y forraje para
nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva,
y para el criado que está con tu siervo; no nos hace falta nada.
20 Y el hombre anciano dijo: Paz sea
contigo; tu necesidad toda quede solamente a mi cargo, con tal que no
pases la noche en la plaza.
21 Y los trajo a su casa, y dio de comer a
sus asnos; y se lavaron los pies, y comieron y bebieron.
22 Pero cuando estaban gozosos, he aquí
que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la
casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa,
diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo
conozcamos.
23 Y salió a ellos el dueño de la casa y
les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; ya que
este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad.
24 He aquí mi hija virgen, y la concubina
de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas como os
parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame.
25 Mas aquellos hombres no le quisieron
oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y
entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y
la dejaron cuando apuntaba el alba.
26 Y cuando ya amanecía, vino la mujer, y
cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor
estaba, hasta que fue de día.
27 Y se levantó por la mañana su señor, y
abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino; y he aquí
la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa,
con las manos sobre el umbral.
28 El le dijo: Levántate, y vámonos; pero
ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su
asno, se levantó y se fue a su lugar.
29 Y llegando a su casa, tomó un cuchillo,
y echó mano de su concubina, y la partió por sus huesos en doce partes,
y la envió por todo el territorio de Israel.
30 Y todo el que veía aquello, decía:
Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos
de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto,
tomad consejo, y hablad. |
-
¿Con qué frase inician
el capítulo 18 y 19? (1)
-
¿Qué hicieron los hombres malvados de
Guibeá a la concubina del levita? (25)
-
¿Qué hizo el
levita hacer con su concubina muerta? (29)
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Capítulo
20
La guerra contra Benjamín
Jueces
20:1 Entonces salieron todos los
hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre,
desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa.
2 Y los jefes de todo el pueblo, de todas
las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo
de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada.
3 Y los hijos de Benjamín oyeron que los
hijos de Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los hijos de Israel:
Decid cómo fue esta maldad.
4 Entonces el varón levita, marido de la
mujer muerta, respondió y dijo: Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi
concubina, para pasar allí la noche.
5 Y levantándose contra mí los de Gabaa,
rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de matarme, y a mi
concubina la humillaron de tal manera que murió.
6 Entonces tomando yo mi concubina, la
corté en pedazos, y la envié por todo el territorio de la posesión de
Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel.
7 He aquí todos vosotros sois hijos de
Israel; dad aquí vuestro parecer y consejo.
8 Entonces todo el pueblo, como un solo
hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni
volverá ninguno de nosotros a su casa.
9 Mas esto es ahora lo que haremos a Gabaa:
contra ella subiremos por sorteo.
10 Tomaremos diez hombres de cada ciento
por todas las tribus de Israel, y ciento de cada mil, y mil de cada
diez mil, que lleven víveres para el pueblo, para que yendo a Gabaa de
Benjamín le hagan conforme a toda la abominación que ha cometido en
Israel.
11 Y se juntaron todos los hombres de
Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre.
12 Y las tribus de Israel enviaron varones
por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué maldad es esta que ha
sido hecha entre vosotros?
13 Entregad, pues, ahora a aquellos
hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos, y quitemos
el mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la voz de sus
hermanos los hijos de Israel,
14 sino que los de Benjamín se juntaron de
las ciudades en Gabaa, para salir a pelear contra los hijos de Israel.
15 Y fueron contados en aquel tiempo los
hijos de Benjamín de las ciudades, veintiséis mil hombres que sacaban
espada, sin los que moraban en Gabaa, que fueron por cuenta
setecientos hombres escogidos.
16 De toda aquella gente había setecientos
hombres escogidos, que eran zurdos, todos los cuales tiraban una
piedra con la honda a un cabello, y no erraban.
17 Y fueron contados los varones de
Israel, fuera de Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban
espada, todos estos hombres de guerra.
18 Luego se levantaron los hijos de
Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién
subirá de nosotros el primero en la guerra contra los hijos de
Benjamín? Y Jehová respondió: Judá será el primero.
19 Se levantaron, pues, los hijos de
Israel por la mañana, contra Gabaa.
20 Y salieron los hijos de Israel a
combatir contra Benjamín, y los varones de Israel ordenaron la batalla
contra ellos junto a Gabaa.
21 Saliendo entonces de Gabaa los hijos de
Benjamín, derribaron por tierra aquel día veintidós mil hombres de los
hijos de Israel.
22 Mas reanimándose el pueblo, los varones
de Israel volvieron a ordenar la batalla en el mismo lugar donde la
habían ordenado el primer día.
23 Porque los hijos de Israel subieron y
lloraron delante de Jehová hasta la noche, y consultaron a Jehová,
diciendo: ¿Volveremos a pelear con los hijos de Benjamín nuestros
hermanos? Y Jehová les respondió: Subid contra ellos.
24 Por lo cual se acercaron los hijos de
Israel contra los hijos de Benjamín el segundo día.
25 Y aquel segundo día, saliendo Benjamín
de Gabaa contra ellos, derribaron por tierra otros dieciocho mil
hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada.
26 Entonces subieron todos los hijos de
Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y
se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la
noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
27 Y los hijos de Israel preguntaron a
Jehová (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días,
28 y Finees hijo de Eleazar, hijo de Aarón,
ministraba delante de ella en aquellos días), y dijeron: ¿Volveremos
aún a salir contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, para
pelear, o desistiremos? Y Jehová dijo: Subid, porque mañana yo os los
entregaré.
29 Y puso Israel emboscadas alrededor de
Gabaa.
30 Subiendo entonces los hijos de Israel
contra los hijos de Benjamín el tercer día, ordenaron la batalla
delante de Gabaa, como las otras veces.
31 Y salieron los hijos de Benjamín al
encuentro del pueblo, alejándose de la ciudad; y comenzaron a herir a
algunos del pueblo, matándolos como las otras veces por los caminos,
uno de los cuales sube a Bet-el, y el otro a Gabaa en el campo; y
mataron unos treinta hombres de Israel.
32 Y los hijos de Benjamín decían:
Vencidos son delante de nosotros, como antes. Mas los hijos de Israel
decían: Huiremos, y los alejaremos de la ciudad hasta los caminos.
33 Entonces se levantaron todos los de
Israel de su lugar, y se pusieron en orden de batalla en Baal-tamar; y
también las emboscadas de Israel salieron de su lugar, de la pradera
de Gabaa.
34 Y vinieron contra Gabaa diez mil
hombres escogidos de todo Israel, y la batalla arreciaba; mas ellos no
sabían que ya el desastre se acercaba a ellos.
35 Y derrotó Jehová a Benjamín delante de
Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a veinticinco mil cien
hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada.
36 Y vieron los hijos de Benjamín que eran
derrotados; y los hijos de Israel cedieron campo a Benjamín, porque
estaban confiados en las emboscadas que habían puesto detrás de Gabaa.
37 Y los hombres de las emboscadas
acometieron prontamente a Gabaa, y avanzaron e hirieron a filo de
espada a toda la ciudad.
38 Y era la señal concertada entre los
hombres de Israel y las emboscadas, que hiciesen subir una gran
humareda de la ciudad.
39 Luego, pues, que los de Israel
retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a herir y
matar a la gente de Israel como treinta hombres, y ya decían:
Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera
batalla.
40 Mas cuando la columna de humo comenzó a
subir de la ciudad, los de Benjamín miraron hacia atrás; y he aquí que
el humo de la ciudad subía al cielo.
41 Entonces se volvieron los hombres de
Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor, porque vieron que el
desastre había venido sobre ellos.
42 Volvieron, por tanto, la espalda
delante de Israel hacia el camino del desierto; pero la batalla los
alcanzó, y los que salían de las ciudades los destruían en medio de
ellos.
43 Así cercaron a los de Benjamín, y los
acosaron y hollaron desde Menúha hasta enfrente de Gabaa hacia donde
nace el sol.
44 Y cayeron de Benjamín dieciocho mil
hombres, todos ellos hombres de guerra.
45 Volviéndose luego, huyeron hacia el
desierto, a la peña de Rimón, y de ellos fueron abatidos cinco mil
hombres en los caminos; y fueron persiguiéndolos aun hasta Gidom, y
mataron de ellos a dos mil hombres.
46 Fueron todos los que de Benjamín
murieron aquel día, veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos
ellos hombres de guerra.
47 Pero se volvieron y huyeron al desierto
a la peña de Rimón seiscientos hombres, los cuales estuvieron en la
peña de Rimón cuatro meses.
48 Y los hombres de Israel volvieron sobre
los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de espada, así a los
hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que fue hallado;
asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban. |
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¿Qué pidieron los
israelitas a los hombres de Benjamín que hicieran? (13)
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¿Qué fue único acerca de los
setecientos hombres escogidos de Benjamin? (16)
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¿Qué técnica militar utiliza Israel
contra Benjamin similar a lo que Josué usó contra Ai? (29-45)
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¿Cuántos de los
hombres de Benjamín cayerón? (46)
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Capítulo
21
Mujeres para los benjamitas
Jueces
21:1 Los varones de Israel habían
jurado en Mizpa, diciendo: Ninguno de nosotros dará su hija a los de
Benjamín por mujer.
2 Y vino el pueblo a la casa de Dios, y se
estuvieron allí hasta la noche en presencia de Dios; y alzando su voz
hicieron gran llanto, y dijeron:
3 Oh Jehová Dios de Israel, ¿por qué ha
sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel una tribu?
4 Y al día siguiente el pueblo se levantó
de mañana, y edificaron allí altar, y ofrecieron holocaustos y
ofrendas de paz.
5 Y dijeron los hijos de Israel: ¿Quién de
todas las tribus de Israel no subió a la reunión delante de Jehová?
Porque se había hecho gran juramento contra el que no subiese a Jehová
en Mizpa, diciendo: Sufrirá la muerte.
6 Y los hijos de Israel se arrepintieron a
causa de Benjamín su hermano, y dijeron: Cortada es hoy de Israel una
tribu.
7 ¿Qué haremos en cuanto a mujeres para
los que han quedado? Nosotros hemos jurado por Jehová que no les
daremos nuestras hijas por mujeres.
8 Y dijeron: ¿Hay alguno de las tribus de
Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa? Y hallaron que ninguno de
Jabes-galaad había venido al campamento, a la reunión.
9 Porque fue contado el pueblo, y no hubo
allí varón de los moradores de Jabes-galaad.
10 Entonces la congregación envió allá a
doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron, diciendo: Id y
herid a filo de espada a los moradores de Jabes-galaad, con las
mujeres y niños.
11 Pero haréis de esta manera: mataréis a
todo varón, y a toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón.
12 Y hallaron de los moradores de
Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido
ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está
en la tierra de Canaán.
13 Toda la congregación envió luego a
hablar a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y los
llamaron en paz.
14 Y volvieron entonces los de Benjamín, y
les dieron por mujeres las que habían guardado vivas de las mujeres de
Jabes-galaad; mas no les bastaron éstas.
15 Y el pueblo tuvo compasión de Benjamín,
porque Jehová había abierto una brecha entre las tribus de Israel.
16 Entonces los ancianos de la
congregación dijeron: ¿Qué haremos respecto de mujeres para los que
han quedado? Porque fueron muertas las mujeres de Benjamín.
17 Y dijeron: Tenga Benjamín herencia en
los que han escapado, y no sea exterminada una tribu de Israel.
18 Pero nosotros no les podemos dar
mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado
diciendo: Maldito el que diere mujer a los benjamitas.
19 Ahora bien, dijeron, he aquí cada año
hay fiesta solemne de Jehová en Silo, que está al norte de Bet-el, y
al lado oriental del camino que sube de Bet-el a Siquem, y al sur de
Lebona.
20 Y mandaron a los hijos de Benjamín,
diciendo: Id, y poned emboscadas en las viñas,
21 y estad atentos; y cuando veáis salir a
las hijas de Silo a bailar en corros, salid de las viñas, y arrebatad
cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, e idos a tierra de
Benjamín.
22 Y si vinieren los padres de ellas o sus
hermanos a demandárnoslas, nosotros les diremos: Hacednos la merced de
concedérnoslas, pues que nosotros en la guerra no tomamos mujeres para
todos; además, no sois vosotros los que se las disteis, para que ahora
seáis culpados.
23 Y los hijos de Benjamín lo hicieron así;
y tomaron mujeres conforme a su número, robándolas de entre las que
danzaban; y se fueron, y volvieron a su heredad, y reedificaron las
ciudades, y habitaron en ellas.
24 Entonces los hijos de Israel se fueron
también de allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo de allí
cada uno a su heredad.
25 En estos días no había rey en Israel;
cada uno hacía lo que bien le parecía. |
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¿Cuántas mujeres jóvenes
de Jabes de Galaad estaban disponibles para ser esposas de los hijos de
Benjamín? (12)
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¿Cómo el resto de los hijos de Benjamín
obtuvó sus esposas? (19-23)
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¿Con qué palabras
tristes termina el Libro de los Jueces? (25)
Gracias a Jennifer Rangel por traducir.
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Answers for
Jueces Study Questions
Cuestionario de Jueces Capitulo 7-21
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