Preguntas de estudio del Libro de Jeremias 25-38 ©2013-2016 by Arlo E. Moehlenpah |
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1.¿Cómo reaccionó el pueblo de Judá a la palabra de Jeremías y otros profetas? (3-4,7) 2.¿Cómo llamó el Señor a Nabucodonosor? (9) 3.¿Cuánto tiempo servirían al rey de Babilonia? (11) 4.¿Con quién tuvo el Señor una controversia? (31)
Capitulo 26
26:1
En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de
Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo:
2 Así
ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y
habla a todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en
la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé
hablarles; no retengas palabra.
3 Quizá
oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me
arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de
sus obras.
4 Les
dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar
en mi ley, la cual puse ante vosotros,
5 para
atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os
envío desde temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído,
6 yo
pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por
maldición a todas las naciones de la tierra.
7 Y
los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a
Jeremías hablar estas palabras en la casa de Jehová.
8 Y
cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había
mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los
profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto
morirás.
9 ¿Por
qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa
será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar
morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa
de Jehová.
10 Y
los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de la
casa del rey a la casa de Jehová, y se sentaron en la entrada
de la puerta nueva de la casa de Jehová.
11 Entonces
hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a
todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este
hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros
habéis oído con vuestros oídos.
12 Y
habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo,
diciendo: Jehová me envió a profetizar contra esta casa y
contra esta ciudad, todas las palabras que habéis oído.
13 Mejorad
ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de
Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha
hablado contra vosotros.
14 En
lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos; haced de mí
como mejor y más recto os parezca.
15 Mas
sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente echaréis
sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sobre sus moradores;
porque en verdad Jehová me envió a vosotros para que dijese
todas estas palabras en vuestros oídos.
16 Y
dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y
profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte,
porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado.
17 Entonces
se levantaron algunos de los ancianos de la tierra y hablaron
a toda la reunión del pueblo, diciendo:
18 Miqueas
de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías rey de Judá, y
habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová
de los ejércitos: Sion será arada como campo, y Jerusalén
vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como
cumbres de bosque.
19 ¿Acaso
lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a
Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió
del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues,
nosotros tan gran mal contra nuestras almas?
20 Hubo
también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías
hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra
esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las
palabras de Jeremías;
21 y
oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos
sus príncipes, y el rey procuró matarle; entendiendo lo cual
Urías, tuvo temor, y huyó a Egipto.
22 Y
el rey Joacim envió hombres a Egipto, a Elnatán hijo de Acbor
y otros hombres con él, a Egipto;
23 los
cuales sacaron a Urías de Egipto y lo trajeron al rey Joacim,
el cual lo mató a espada, y echó su cuerpo en los sepulcros
del vulgo.
24 Pero
la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías,
para que no lo entregasen en las manos del pueblo para matarlo.
Capitulo 27
27:1
En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de
Judá, vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
2 Jehová
me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu
cuello;
3 y
los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los
hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano
de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías rey de
Judá.
4 Y
les mandarás que digan a sus señores: Así ha dicho Jehová de
los ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de decir a vuestros
señores:
5 Yo
hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz
de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la
di a quien yo quise.
6 Y
ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de
Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias
del campo le he dado para que le sirvan.
7 Y
todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de
su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra,
y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes.
8 Y
a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de
Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey
de Babilonia, castigaré a tal nación con espada y con hambre y
con pestilencia, dice Jehová, hasta que la acabe yo por su
mano.
9 Y
vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros
adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni
a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis
al rey de Babilonia.
10 Porque
ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra
tierra, y para que yo os arroje y perezcáis.
11 Mas
a la nación que sometiere su cuello al yugo del rey de
Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice Jehová,
y la labrará y morará en ella.
12 Hablé
también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas
palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey
de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid.
13 ¿Por
qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de
pestilencia, según ha dicho Jehová de la nación que no
sirviere al rey de Babilonia?
14 No
oigáis las palabras de los profetas que os hablan diciendo: No
serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira.
15 Porque
yo no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan falsamente en
mi nombre, para que yo os arroje y perezcáis vosotros y los
profetas que os profetizan.
16 También
a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé diciendo: Así ha
dicho Jehová: No oigáis las palabras de vuestros profetas que
os profetizan diciendo: He aquí que los utensilios de la casa
de Jehová volverán de Babilonia ahora pronto; porque os
profetizan mentira.
17 No
los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid; ¿por qué ha de
ser desolada esta ciudad?
18 Y
si ellos son profetas, y si está con ellos la palabra de
Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos para que los
utensilios que han quedado en la casa de Jehová y en la casa
del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia.
19 Porque
así ha dicho Jehová de los ejércitos acerca de aquellas
columnas, del estanque, de las basas y del resto de los
utensilios que quedan en esta ciudad,
20 que
no quitó Nabucodonosor rey de Babilonia cuando transportó de
Jerusalén a Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá,
y a todos los nobles de Judá y de Jerusalén;
21 así,
pues, ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca
de los utensilios que quedaron en la casa de Jehová, y en la
casa del rey de Judá, y en Jerusalén:
22 A
Babilonia serán transportados, y allí estarán hasta el día en
que yo los visite, dice Jehová; y después los traeré y los
restauraré a este lugar.
1.¿Qué se envió
a las naciones vecinas por medio de los mensajeros que llegaron a
Jerusalén? (2-3)
Capitulo 28
28:1
Aconteció en el mismo año, en el principio del reinado de
Sedequías rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que
Hananías hijo de Azur, profeta que era de Gabaón, me habló en
la casa de Jehová delante de los sacerdotes y de todo el
pueblo, diciendo:
2 Así
habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo:
Quebranté el yugo del rey de Babilonia.
3 Dentro
de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de
la casa de Jehová, que Nabucodonosor rey de Babilonia tomó de
este lugar para llevarlos a Babilonia,
4 y
yo haré volver a este lugar a Jeconías hijo de Joacim, rey de
Judá, y a todos los transportados de Judá que entraron en
Babilonia, dice Jehová; porque yo quebrantaré el yugo del rey
de Babilonia.
5 Entonces
respondió el profeta Jeremías al profeta Hananías, delante de
los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la
casa de Jehová.
6 Y
dijo el profeta Jeremías: Amén, así lo haga Jehová. Confirme
Jehová tus palabras, con las cuales profetizaste que los
utensilios de la casa de Jehová, y todos los transportados,
han de ser devueltos de Babilonia a este lugar.
7 Con
todo eso, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos y
en los oídos de todo el pueblo:
8 Los
profetas que fueron antes de mí y antes de ti en tiempos
pasados, profetizaron guerra, aflicción y pestilencia contra
muchas tierras y contra grandes reinos.
9 El
profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del
profeta, será conocido como el profeta que Jehová en verdad
envió.
10 Entonces
el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta
Jeremías, y lo quebró.
11 Y
habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así
ha dicho Jehová: De esta manera romperé el yugo de
Nabucodonosor rey de Babilonia, del cuello de todas las
naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías su camino.
12 Y
después que el profeta Hananías rompió el yugo del cuello del
profeta Jeremías, vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
13 Ve
y habla a Hananías, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yugos de
madera quebraste, mas en vez de ellos harás yugos de hierro.
14 Porque
así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de
hierro puse sobre el cuello de todas estas naciones, para que
sirvan a Nabucodonosor rey de Babilonia, y han de servirle; y
aun también le he dado las bestias del campo.
15 Entonces
dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: Ahora oye,
Hananías: Jehová no te envió, y tú has hecho confiar en
mentira a este pueblo.
16 Por
tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre
la faz de la tierra; morirás en este año, porque hablaste
rebelión contra Jehová.
17 Y
en el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo.
Capitulo 29
29:1
Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías
envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los
que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas y a
todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a
Babilonia
2 (después
que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los
príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los
ingenieros de Jerusalén),
3 por
mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías hijo de Hilcías, a
quienes envió Sedequías rey de Judá a Babilonia, a
Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía:
4 Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los
de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:
5 Edificad
casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de
ellos.
6 Casaos,
y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad
maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y
multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.
7 Y
procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y
rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros
paz.
8 Porque
así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os
engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni
vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis.
9 Porque
falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha
dicho Jehová.
10 Porque
así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta
años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena
palabra, para haceros volver a este lugar.
11 Porque
yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice
Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin
que esperáis.
12 Entonces
me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;
13 y
me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo
vuestro corazón.
14 Y
seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra
cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los
lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al
lugar de donde os hice llevar.
15 Mas
habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia.
16 Pero
así ha dicho Jehová acerca del rey que está sentado sobre el
trono de David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad,
de vuestros hermanos que no salieron con vosotros en
cautiverio;
17 así
ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí envío yo contra
ellos espada, hambre y pestilencia, y los pondré como los
higos malos, que de tan malos no se pueden comer.
18 Los
perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia, y los
daré por escarnio a todos los reinos de la tierra, por
maldición y por espanto, y por burla y por afrenta para todas
las naciones entre las cuales los he arrojado;
19 por
cuanto no oyeron mis palabras, dice Jehová, que les envié por
mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar; y no
habéis escuchado, dice Jehová.
20 Oíd,
pues, palabra de Jehová, vosotros todos los transportados que
envié de Jerusalén a Babilonia.
21 Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de
Acab hijo de Colaías, y acerca de Sedequías hijo de Maasías,
que os profetizan falsamente en mi nombre: He aquí los entrego
yo en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los matará
delante de vuestros ojos.
22 Y
todos los transportados de Judá que están en Babilonia harán
de ellos una maldición, diciendo: Póngate Jehová como a
Sedequías y como a Acab, a quienes asó al fuego el rey de
Babilonia.
23 Porque
hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las
mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi nombre
palabra que no les mandé; lo cual yo sé y testifico, dice
Jehová.
24 Y
a Semaías de Nehelam hablarás, diciendo:
25 Así
habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Tú
enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en
Jerusalén, y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, y a todos
los sacerdotes, diciendo:
26 Jehová
te ha puesto por sacerdote en lugar del sacerdote Joiada, para
que te encargues en la casa de Jehová de todo hombre loco que
profetice, poniéndolo en el calabozo y en el cepo.
27 ¿Por
qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías de Anatot, que
os profetiza?
28 Porque
él nos envió a decir en Babilonia: Largo será el cautiverio;
edificad casas, y habitadlas; plantad huertos, y comed el
fruto de ellos.
29 Y
el sacerdote Sofonías había leído esta carta a oídos del
profeta Jeremías.
30 Y
vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
31 Envía
a decir a todos los cautivos: Así ha dicho Jehová de Semaías
de Nehelam: Porque os profetizó Semaías, y yo no lo envié, y
os hizo confiar en mentira;
32 por
tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo castigaré a Semaías
de Nehelam y a su descendencia; no tendrá varón que more entre
este pueblo, ni verá el bien que haré yo a mi pueblo, dice
Jehová; porque contra Jehová ha hablado rebelión.
30:1
Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
2 Así
habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro
todas las palabras que te he hablado.
3 Porque
he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los
cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los
traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.
4 Estas,
pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de
Judá.
5 Porque
así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y
no de paz.
6 Inquirid
ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo
hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de
parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros.
7 !!Ah,
cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a
él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.
8 En
aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo
de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo
volverán más a poner en servidumbre,
9 sino
que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les
levantaré.
10 Tú,
pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te
atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo
de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad;
y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá
quien le espante.
11 Porque
yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a
todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no
te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna
manera te dejaré sin castigo.
12 Porque
así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y
dolorosa tu llaga.
13 No
hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti
medicamentos eficaces.
14 Todos
tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere
un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de
la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados.
15 ¿Por
qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu
dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos
pecados te he hecho esto.
16 Pero
serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus
adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que
te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en
presa.
17 Mas
yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice
Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion,
de la que nadie se acuerda.
18 Así
ha dicho Jehová: He aquí yo hago volver los cautivos de las
tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la
ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será
asentado según su forma.
19 Y
saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en
regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los
multiplicaré, y no serán menoscabados.
20 Y
serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí
será confirmada; y castigaré a todos sus opresores.
21 De
ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su
señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí;
porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice
Jehová.
22 Y
me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios.
23 He
aquí, la tempestad de Jehová sale con furor; la tempestad que
se prepara, sobre la cabeza de los impíos reposará.
24 No
se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho
y cumplido los pensamientos de su corazón; en el fin de los
días entenderéis esto.
Answers
to Jeremiah Study Questions only in English
31:1
En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las
familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo.
2 Así
ha dicho Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló
gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo.
3 Jehová
se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor
eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
4 Aún
te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía
serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas.
5 Aún
plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que
plantan, y disfrutarán de ellas.
6 Porque
habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín:
Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios.
7 Porque
así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad
voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y
decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel.
8 He
aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré
de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la
mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran
compañía volverán acá.
9 Irán
con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré
andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual
no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi
primogénito.
10 Oíd
palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas
que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá
y guardará, como el pastor a su rebaño.
11 Porque
Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que
él.
12 Y
vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al
bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las
ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y
nunca más tendrán dolor.
13 Entonces
la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos
juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y
los alegraré de su dolor.
14 Y
el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo
será saciado de mi bien, dice Jehová.
15 Así
ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo;
Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada
acerca de sus hijos, porque perecieron.
16 Así
ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas
tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y
volverán de la tierra del enemigo.
17 Esperanza
hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos
volverán a su propia tierra.
18 Escuchando,
he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui
castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré
convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.
19 Porque
después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que
reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí,
porque llevé la afrenta de mi juventud.
20 ¿No
es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me
deleito? pues desde que hablé de él, me he acordado de él
constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él;
ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.
21 Establécete
señales, ponte majanos altos, nota atentamente la calzada;
vuélvete por el camino por donde fuiste, virgen de Israel,
vuelve a estas tus ciudades.
22 ¿Hasta
cuándo andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará
una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón.
23 Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún dirán
esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo
haga volver sus cautivos: Jehová te bendiga, oh morada de
justicia, oh monte santo.
24 Y
habitará allí Judá, y también en todas sus ciudades labradores,
y los que van con rebaño.
25 Porque
satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida.
26 En
esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue agradable.
27 He
aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de
Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente
de animal.
28 Y
así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y
trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para
edificar y plantar, dice Jehová.
29 En
aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas
agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera,
30 sino
que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo
hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.
31 He
aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo
pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
32 No
como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano
para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron
mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
33 Pero
este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos
me serán por pueblo.
34 Y
no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado.
35 Así
ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de
la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el
mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre:
36 Si
faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la
descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de
mí eternamente.
37 Así
ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y
explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo
desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que
hicieron, dice Jehová.
38 He
aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será
edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta
del Angulo.
39 Y
saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el
collado de Gareb, y rodeará a Goa.
40 Y
todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas
las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la
puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no
será arrancada ni destruida más para siempre.
32:1
Palabra de Jehová que vino a Jeremías, el año décimo de
Sedequías rey de Judá, que fue el año decimoctavo de
Nabucodonosor.
2 Entonces
el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y
el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que
estaba en la casa del rey de Judá.
3 Porque
Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por
qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo
entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará;
4 y
Sedequías rey de Judá no escapará de la mano de los caldeos,
sino que de cierto será entregado en mano del rey de Babilonia,
y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán sus ojos,
5 y
hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá estará hasta que
yo le visite; y si peleareis contra los caldeos, no os irá
bien, dice Jehová?
6 Dijo
Jeremías: Palabra de Jehová vino a mí, diciendo:
7 He
aquí que Hanameel hijo de Salum tu tío viene a ti, diciendo:
Cómprame mi heredad que está en Anatot; porque tú tienes
derecho a ella para comprarla.
8 Y
vino a mí Hanameel hijo de mi tío, conforme a la palabra de
Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: Compra ahora mi
heredad, que está en Anatot en tierra de Benjamín, porque tuyo
es el derecho de la herencia, y a ti corresponde el rescate;
cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová.
9 Y
compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba
en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata.
10 Y
escribí la carta y la sellé, y la hice certificar con testigos,
y pesé el dinero en balanza.
11 Tomé
luego la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre,
y la copia abierta.
12 Y
di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías,
delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los
testigos que habían suscrito la carta de venta, delante de
todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel.
13 Y
di orden a Baruc delante de ellos, diciendo:
14 Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas
cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y
ponlas en una vasija de barro, para que se conserven muchos
días.
15 Porque
así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún se
comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra.
16 Y
después que di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, oré a
Jehová, diciendo:
17 !!Oh
Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con
tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea
difícil para ti;
18 que
haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los
padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso,
Jehová de los ejércitos es su nombre;
19 grande
en consejo, y magnífico en hechos; porque tus ojos están
abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres,
para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus
obras.
20 Tú
hiciste señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día,
y en Israel, y entre los hombres; y te has hecho nombre, como
se ve en el día de hoy.
21 Y
sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales
y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con terror
grande;
22 y
les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se
la darías, la tierra que fluye leche y miel;
23 y
entraron, y la disfrutaron; pero no oyeron tu voz, ni
anduvieron en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste
hacer; por tanto, has hecho venir sobre ellos todo este mal.
24 He
aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y
la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos que pelean
contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la
pestilencia; ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y
he aquí lo estás viendo.
25 !!Oh
Señor Jehová! ¿y tú me has dicho: Cómprate la heredad por
dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en
manos de los caldeos?
26 Y
vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
27 He
aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que
sea difícil para mí?
28 Por
tanto, así ha dicho Jehová: He aquí voy a entregar esta ciudad
en mano de los caldeos, y en mano de Nabucodonosor rey de
Babilonia, y la tomará.
29 Y
vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, y la pondrán a
fuego y la quemarán, asimismo las casas sobre cuyas azoteas
ofrecieron incienso a Baal y derramaron libaciones a dioses
ajenos, para provocarme a ira.
30 Porque
los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo
malo delante de mis ojos desde su juventud; porque los hijos
de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de
sus manos, dice Jehová.
31 De
tal manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta
ciudad desde el día que la edificaron hasta hoy, para que la
haga quitar de mi presencia,
32 por
toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá,
que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes,
sus sacerdotes y sus profetas, y los varones de Judá y los
moradores de Jerusalén.
33 Y
me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba
desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir
corrección.
34 Antes
pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es invocado
mi nombre, contaminándola.
35 Y
edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle
del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y
sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al
pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a
Judá.
36 Y
con todo, ahora así dice Jehová Dios de Israel a esta ciudad,
de la cual decís vosotros: Entregada será en mano del rey de
Babilonia a espada, a hambre y a pestilencia:
37 He
aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los
eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los
haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente;
38 y
me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.
39 Y
les daré un corazón, y un camino, para que me teman
perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después
de ellos.
40 Y
haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de
hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para
que no se aparten de mí.
41 Y
me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta
tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.
42 Porque
así ha dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este
gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de
ellos hablo.
43 Y
poseerán heredad en esta tierra de la cual vosotros decís:
Está desierta, sin hombres y sin animales, es entregada en
manos de los caldeos.
44 Heredades
comprarán por dinero, y harán escritura y la sellarán y
pondrán testigos, en tierra de Benjamín y en los contornos de
Jerusalén, y en las ciudades de Judá; y en las ciudades de las
montañas, y en las ciudades de la Sefela, y en las ciudades
del Neguev; porque yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová.
33:1
Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él
aún preso en el patio de la cárcel, diciendo:
2 Así
ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para
afirmarla; Jehová es su nombre:
3 Clama
a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y
ocultas que tú no conoces.
4 Porque
así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta
ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con
arietes y con hachas
5 (porque
vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de
cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo con mi furor
y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de
toda su maldad):
6 He
aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les
revelaré abundancia de paz y de verdad.
7 Y
haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y
los restableceré como al principio.
8 Y
los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y
perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con
que contra mí se rebelaron.
9 Y
me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria,
entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el
bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y
de toda la paz que yo les haré.
10 Así
ha dicho Jehová: En este lugar, del cual decís que está
desierto sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y
en las calles de Jerusalén, que están asoladas, sin hombre y
sin morador y sin animal,
11 ha
de oírse aún voz de gozo y de alegría, voz de desposado y voz
de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová de los
ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su
misericordia; voz de los que traigan ofrendas de acción de
gracias a la casa de Jehová. Porque volveré a traer los
cautivos de la tierra como al principio, ha dicho Jehová.
12 Así
dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin
hombre y sin animal, y en todas sus ciudades, aún habrá
cabañas de pastores que hagan pastar sus ganados.
13 En
las ciudades de las montañas, en las ciudades de la Sefela, en
las ciudades del Neguev, en la tierra de Benjamín, y alrededor
de Jerusalén y en las ciudades de Judá, aún pasarán ganados
por las manos del que los cuente, ha dicho Jehová.
14 He
aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena
palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá.
15 En
aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo
de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra.
16 En
aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y
se le llamará: Jehová, justicia nuestra.
17 Porque
así ha dicho Jehová: No faltará a David varón que se siente
sobre el trono de la casa de Israel.
18 Ni
a los sacerdotes y levitas faltará varón que delante de mí
ofrezca holocausto y encienda ofrenda, y que haga sacrificio
todos los días.
19 Vino
palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
20 Así
ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y
mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche
a su tiempo,
21 podrá
también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que
deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con
los levitas y sacerdotes, mis ministros.
22 Como
no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del
mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David
mi siervo, y los levitas que me sirven.
23 Vino
palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
24 ¿No
has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: Dos
familias que Jehová escogiera ha desechado? Y han tenido en
poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación.
25 Así
ha dicho Jehová: Si no permanece mi pacto con el día y la
noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra,
26 también
desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para
no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la
posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver
sus cautivos, y tendré de ellos misericordia.
34:1
Palabra de Jehová que vino a Jeremías cuando Nabucodonosor rey
de Babilonia y todo su ejército, y todos los reinos de la
tierra bajo el señorío de su mano, y todos los pueblos,
peleaban contra Jerusalén y contra todas sus ciudades, la cual
dijo:
2 Así
ha dicho Jehová Dios de Israel: Ve y habla a Sedequías rey de
Judá, y dile: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entregaré esta
ciudad al rey de Babilonia, y la quemará con fuego;
3 y
no escaparás tú de su mano, sino que ciertamente serás
apresado, y en su mano serás entregado; y tus ojos verán los
ojos del rey de Babilonia, y te hablará boca a boca, y en
Babilonia entrarás.
4 Con
todo eso, oye palabra de Jehová, Sedequías rey de Judá: Así ha
dicho Jehová acerca de ti: No morirás a espada.
5 En
paz morirás, y así como quemaron especias por tus padres, los
reyes primeros que fueron antes de ti, las quemarán por ti, y
te endecharán, diciendo, !!Ay, señor! Porque yo he hablado la
palabra, dice Jehová.
6 Y
habló el profeta Jeremías a Sedequías rey de Judá todas estas
palabras en Jerusalén.
7 Y
el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén, y
contra todas las ciudades de Judá que habían quedado, contra
Laquis y contra Azeca; porque de las ciudades fortificadas de
Judá éstas habían quedado.
8 Palabra
de Jehová que vino a Jeremías, después que Sedequías hizo
pacto con todo el pueblo en Jerusalén para promulgarles
libertad;
9 que
cada uno dejase libre a su siervo y a su sierva, hebreo y
hebrea; que ninguno usase a los judíos, sus hermanos, como
siervos.
10 Y
cuando oyeron todos los príncipes, y todo el pueblo que había
convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su siervo y
cada uno a su sierva, que ninguno los usase más como siervos,
obedecieron, y los dejaron.
11 Pero
después se arrepintieron, e hicieron volver a los siervos y a
las siervas que habían dejado libres, y los sujetaron como
siervos y siervas.
12 Vino,
pues, palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
13 Así
dice Jehová Dios de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres
el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de
servidumbre, diciendo:
14 Al
cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le
fuere vendido; le servirá seis años, y lo enviará libre; pero
vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído.
15 Y
vosotros os habíais hoy convertido, y hecho lo recto delante
de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y
habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es
invocado mi nombre.
16 Pero
os habéis vuelto y profanado mi nombre, y habéis vuelto a
tomar cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que habíais
dejado libres a su voluntad; y los habéis sujetado para que os
sean siervos y siervas.
17 Por
tanto, así ha dicho Jehová: Vosotros no me habéis oído para
promulgar cada uno libertad a su hermano, y cada uno a su
compañero; he aquí que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la
espada y a la pestilencia y al hambre; y os pondré por afrenta
ante todos los reinos de la tierra.
18 Y
entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han
llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi
presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por
medio de ellas;
19 a
los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los
oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra,
que pasaron entre las partes del becerro,
20 los
entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan
su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del
cielo, y de las bestias de la tierra.
21 Y
a Sedequías rey de Judá y a sus príncipes los entregaré en
mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, y
en mano del ejército del rey de Babilonia, que se ha ido de
vosotros.
22 He
aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta
ciudad, y pelearán contra ella y la tomarán, y la quemarán con
fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá, hasta no
quedar morador.
35:1
Palabra de Jehová que vino a Jeremías en días de Joacim hijo
de Josías, rey de Judá, diciendo:
2 Ve
a casa de los recabitas y habla con ellos, e introdúcelos en
la casa de Jehová, en uno de los aposentos, y dales a beber
vino.
3 Tomé
entonces a Jaazanías hijo de Jeremías, hijo de Habasinías, a
sus hermanos, a todos sus hijos, y a toda la familia de los
recabitas;
4 y
los llevé a la casa de Jehová, al aposento de los hijos de
Hanán hijo de Igdalías, varón de Dios, el cual estaba junto al
aposento de los príncipes, que estaba sobre el aposento de
Maasías hijo de Salum, guarda de la puerta.
5 Y
puse delante de los hijos de la familia de los recabitas tazas
y copas llenas de vino, y les dije: Bebed vino.
6 Mas
ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab
nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis jamás vino
vosotros ni vuestros hijos;
7 ni
edificaréis casa, ni sembraréis sementera, ni plantaréis viña,
ni la retendréis; sino que moraréis en tiendas todos vuestros
días, para que viváis muchos días sobre la faz de la tierra
donde vosotros habitáis.
8 Y
nosotros hemos obedecido a la voz de nuestro padre Jonadab
hijo de Recab en todas las cosas que nos mandó, de no beber
vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres,
ni nuestros hijos ni nuestras hijas;
9 y
de no edificar casas para nuestra morada, y de no tener viña,
ni heredad, ni sementera.
10 Moramos,
pues, en tiendas, y hemos obedecido y hecho conforme a todas
las cosas que nos mandó Jonadab nuestro padre.
11 Sucedió,
no obstante, que cuando Nabucodonosor rey de Babilonia subió a
la tierra, dijimos: Venid, y ocultémonos en Jerusalén, de la
presencia del ejército de los caldeos y de la presencia del
ejército de los de Siria; y en Jerusalén nos quedamos.
12 Y
vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
13 Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Ve y di a
los varones de Judá, y a los moradores de Jerusalén: ¿No
aprenderéis a obedecer mis palabras? dice Jehová.
14 Fue
firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus
hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por
obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a
vosotros desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído.
15 Y
envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde
temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de
vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis
tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que
di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro
oído, ni me oísteis.
16 Ciertamente
los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el
mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha
obedecido.
17 Por
tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de
Israel: He aquí traeré yo sobre Judá y sobre todos los
moradores de Jerusalén todo el mal que contra ellos he hablado;
porque les hablé, y no oyeron; los llamé, y no han respondido.
18 Y
dijo Jeremías a la familia de los recabitas: Así ha dicho
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Por cuanto
obedecisteis al mandamiento de Jonadab vuestro padre, y
guardasteis todos sus mandamientos, e hicisteis conforme a
todas las cosas que os mandó;
19 por
tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
No faltará de Jonadab hijo de Recab un varón que esté en mi
presencia todos los días.
36:1
Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de
Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
2 Toma
un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te
he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las
naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días
de Josías hasta hoy.
3 Quizá
oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se
arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad
y su pecado.
4 Y
llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de
boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que
Jehová le había hablado.
5 Después
mandó Jeremías a Baruc, diciendo: A mí se me ha prohibido
entrar en la casa de Jehová.
6 Entra
tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las
palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de
Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de
todos los de Judá que vienen de sus ciudades.
7 Quizá
llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se
vuelva cada uno de su mal camino; porque grande es el furor y
la ira que ha expresado Jehová contra este pueblo.
8 Y
Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le
mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de
Jehová en la casa de Jehová.
9 Y
aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de
Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia
de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que
venía de las ciudades de Judá a Jerusalén.
10 Y
Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de
Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en
el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa
de Jehová, a oídos del pueblo.
11 Y
Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del
libro todas las palabras de Jehová,
12 descendió
a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que
todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama
secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor,
Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los
príncipes.
13 Y
les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando
Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.
14 Entonces
enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo
de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el
rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo
de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos.
15 Y
le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó
Baruc.
16 Cuando
oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a
su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey
todas estas palabras.
17 Preguntaron
luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste de
boca de Jeremías todas estas palabras.
18 Y
Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras,
y yo escribía con tinta en el libro.
19 Entonces
dijeron los príncipes a Baruc: Ve y escóndete, tú y Jeremías,
y nadie sepa dónde estáis.
20 Y
entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado
el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a
oídos del rey todas estas palabras.
21 Y
envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó
del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a
oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al
rey estaban.
22 Y
el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había
un brasero ardiendo delante de él.
23 Cuando
Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con
un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en
el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego
que en el brasero había.
24 Y
no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus
siervos que oyeron todas estas palabras.
25 Y
aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no
quemase aquel rollo, no los quiso oír.
26 También
mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de
Azriel y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a
Baruc el escribiente y al profeta Jeremías; pero Jehová los
escondió.
27 Y
vino palabra de Jehová a Jeremías, después que el rey quemó el
rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de
Jeremías, diciendo:
28 Vuelve
a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras
primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey
de Judá.
29 Y
dirás a Joacim rey de Judá: Así ha dicho Jehová: Tú quemaste
este rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De
cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y
hará que no queden en ella ni hombres ni animales?
30 Por
tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No
tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo
será echado al calor del día y al hielo de la noche.
31 Y
castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus
siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de
Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he
anunciado y no escucharon.
32 Y
tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías
escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las
palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y
aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras
semejantes.
37:1
En lugar de Conías hijo de Joacim reinó el rey Sedequías hijo
de Josías, al cual Nabucodonosor rey de Babilonia constituyó
por rey en la tierra de Judá.
2 Pero
no obedeció él ni sus siervos ni el pueblo de la tierra a las
palabras de Jehová, las cuales dijo por el profeta Jeremías.
3 Y
envió el rey Sedequías a Jucal hijo de Selemías, y al
sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que dijesen al
profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros a Jehová nuestro
Dios.
4 Y
Jeremías entraba y salía en medio del pueblo; porque todavía
no lo habían puesto en la cárcel.
5 Y
cuando el ejército de Faraón había salido de Egipto, y llegó
noticia de ello a oídos de los caldeos que tenían sitiada a
Jerusalén, se retiraron de Jerusalén.
6 Entonces
vino palabra de Jehová al profeta Jeremías, diciendo:
7 Así
ha dicho Jehová Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que
os envió a mí para que me consultaseis: He aquí que el
ejército de Faraón que había salido en vuestro socorro, se
volvió a su tierra en Egipto.
8 Y
volverán los caldeos y atacarán esta ciudad, y la tomarán y la
pondrán a fuego.
9 Así
ha dicho Jehová: No os engañéis a vosotros mismos, diciendo:
Sin duda ya los caldeos se apartarán de nosotros; porque no se
apartarán.
10 Porque
aun cuando hirieseis a todo el ejército de los caldeos que
pelean contra vosotros, y quedasen de ellos solamente hombres
heridos, cada uno se levantará de su tienda, y pondrán esta
ciudad a fuego.
11 Y
aconteció que cuando el ejército de los caldeos se retiró de
Jerusalén a causa del ejército de Faraón,
12 salía
Jeremías de Jerusalén para irse a tierra de Benjamín, para
apartarse de en medio del pueblo.
13 Y
cuando fue a la puerta de Benjamín, estaba allí un capitán que
se llamaba Irías hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual
apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú te pasas a los
caldeos.
14 Y
Jeremías dijo: Falso; no me paso a los caldeos. Pero él no lo
escuchó, sino prendió Irías a Jeremías, y lo llevó delante de
los príncipes.
15 Y
los príncipes se airaron contra Jeremías, y le azotaron y le
pusieron en prisión en la casa del escriba Jonatán, porque la
habían convertido en cárcel.
16 Entró,
pues, Jeremías en la casa de la cisterna, y en las bóvedas. Y
habiendo estado allá Jeremías por muchos días,
17 el
rey Sedequías envió y le sacó; y le preguntó el rey
secretamente en su casa, y dijo: ¿Hay palabra de Jehová? Y
Jeremías dijo: Hay. Y dijo más: En mano del rey de Babilonia
serás entregado.
18 Dijo
también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué pequé contra ti, y
contra tus siervos, y contra este pueblo, para que me
pusieseis en la cárcel?
19 ¿Y
dónde están vuestros profetas que os profetizaban diciendo: No
vendrá el rey de Babilonia contra vosotros, ni contra esta
tierra?
20 Ahora
pues, oye, te ruego, oh rey mi señor; caiga ahora mi súplica
delante de ti, y no me hagas volver a casa del escriba Jonatán,
para que no muera allí.
21 Entonces
dio orden el rey Sedequías, y custodiaron a Jeremías en el
patio de la cárcel, haciéndole dar una torta de pan al día, de
la calle de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad
se gastase. Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.
38:1
Oyeron Sefatías hijo de Matán, Gedalías hijo de Pasur, Jucal
hijo de Selemías, y Pasur hijo de Malquías, las palabras que
Jeremías hablaba a todo el pueblo, diciendo:
2 Así
ha dicho Jehová: El que se quedare en esta ciudad morirá a
espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pasare a
los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá.
3 Así
ha dicho Jehová: De cierto será entregada esta ciudad en manos
del ejército del rey de Babilonia, y la tomará.
4 Y
dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque
de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de
guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el
pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no
busca la paz de este pueblo, sino el mal.
5 Y
dijo el rey Sedequías: He aquí que él está en vuestras manos;
pues el rey nada puede hacer contra vosotros.
6 Entonces
tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de
Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel;
y metieron a Jeremías con sogas. Y en la cisterna no había
agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno.
7 Y
oyendo Ebed-melec, hombre etíope, eunuco de la casa real, que
habían puesto a Jeremías en la cisterna, y estando sentado el
rey a la puerta de Benjamín,
8 Ebed-melec
salió de la casa del rey y habló al rey, diciendo:
9 Mi
señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han
hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la
cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en
la ciudad.
10 Entonces
mandó el rey al mismo etíope Ebed-melec, diciendo: Toma en tu
poder treinta hombres de aquí, y haz sacar al profeta Jeremías
de la cisterna, antes que muera.
11 Y
tomó Ebed-melec en su poder a los hombres, y entró a la casa
del rey debajo de la tesorería, y tomó de allí trapos viejos y
ropas raídas y andrajosas, y los echó a Jeremías con sogas en
la cisterna.
12 Y
dijo el etíope Ebed-melec a Jeremías: Pon ahora esos trapos
viejos y ropas raídas y andrajosas, bajo los sobacos, debajo
de las sogas. Y lo hizo así Jeremías.
13 De
este modo sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron de la
cisterna; y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.
14 Después
envió el rey Sedequías, e hizo traer al profeta Jeremías a su
presencia, en la tercera entrada de la casa de Jehová. Y dijo
el rey a Jeremías: Te haré una pregunta; no me encubras
ninguna cosa.
15 Y
Jeremías dijo a Sedequías: Si te lo declarare, ¿no es verdad
que me matarás? y si te diere consejo, no me escucharás.
16 Y
juró el rey Sedequías en secreto a Jeremías, diciendo: Vive
Jehová que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te
entregaré en mano de estos varones que buscan tu vida.
17 Entonces
dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de los
ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los
príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad
no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa.
18 Pero
si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta
ciudad será entregada en mano de los caldeos, y la pondrán a
fuego, y tú no escaparás de sus manos.
19 Y
dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos
que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en
sus manos y me escarnezcan.
20 Y
dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová
que yo te hablo, y te irá bien y vivirás.
21 Pero
si no quieres entregarte, esta es la palabra que me ha
mostrado Jehová:
22 He
aquí que todas las mujeres que han quedado en casa del rey de
Judá serán sacadas a los príncipes del rey de Babilonia; y
ellas mismas dirán: Te han engañado, y han prevalecido contra
ti tus amigos; hundieron en el cieno tus pies, se volvieron
atrás.
23 Sacarán,
pues, todas tus mujeres y tus hijos a los caldeos, y tú no
escaparás de sus manos, sino que por mano del rey de Babilonia
serás apresado, y a esta ciudad quemará a fuego.
24 Y
dijo Sedequías a Jeremías: Nadie sepa estas palabras, y no
morirás.
25 Y
si los príncipes oyeren que yo he hablado contigo, y vinieren
a ti y te dijeren: Decláranos ahora qué hablaste con el rey,
no nos lo encubras, y no te mataremos; asimismo qué te dijo el
rey;
26 les
dirás: Supliqué al rey que no me hiciese volver a casa de
Jonatán para que no me muriese allí.
27 Y
vinieron luego todos los príncipes a Jeremías, y le
preguntaron; y él les respondió conforme a todo lo que el rey
le había mandado. Con esto se alejaron de él, porque el asunto
no se había oído.
28 Y
quedó Jeremías en el patio de la cárcel hasta el día que fue
tomada Jerusalén; y allí estaba cuando Jerusalén fue tomada. Gracias a Jennifer Rangel
de Morales por traducir. |
Cuestionario de Jeremias Capitulos 18-31
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