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el número del capítulo que usted desea estudiar
2 Samuel
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preguntas de estudio relacionadas.
Capítulo
19
David
vuelve a Jerusalén
2 Samuel
19:1 Dieron aviso a Joab: He aquí el
rey llora, y hace duelo por Absalón.
2 Y se volvió aquel día la victoria en
luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el
rey tenía dolor por su hijo.
3 Y entró el pueblo aquel día en la ciudad
escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado
que ha huido de la batalla.
4 Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba
en alta voz: !!Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!
5 Entonces Joab vino al rey en la casa, y
dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que hoy han
librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de
tus mujeres, y la vida de tus concubinas,
6 amando a los que te aborrecen, y
aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada te
importan tus príncipes y siervos; pues hoy me has hecho ver claramente
que si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos,
entonces estarías contento.
7 Levántate pues, ahora, y ve afuera y
habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová que si no
sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto te será peor
que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta
ahora.
8 Entonces se levantó el rey y se sentó a
la puerta, y fue dado aviso a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey
está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; pero
Israel había huido, cada uno a su tienda.
9 Y todo el pueblo disputaba en todas las
tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros
enemigos, y nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido
del país por miedo de Absalón.
10 Y Absalón, a quien habíamos ungido
sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis
callados respecto de hacer volver al rey?
11 Y el rey David envió a los sacerdotes
Sadoc y Abiatar, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá, y decidles:
¿Por qué seréis vosotros los postreros en hacer volver el rey a su
casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey para hacerle
volver a su casa?
12 Vosotros sois mis hermanos; mis huesos
y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en
hacer volver al rey?
13 Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú
también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me añada, si no
fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de
Joab.
14 Así inclinó el corazón de todos los
varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir
al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.
15 Volvió, pues, el rey, y vino hasta el
Jordán. Y Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para hacerle pasar
el Jordán.
16 Y Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín,
que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá a
recibir al rey David.
17 Con él venían mil hombres de Benjamín;
asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus
veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.
18 Y cruzaron el vado para pasar a la
familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simei
hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán,
19 y dijo al rey: No me culpe mi señor de
iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día en
que mi señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el rey en su
corazón.
20 Porque yo tu siervo reconozco haber
pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para
descender a recibir a mi señor el rey.
21 Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo:
¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová?
22 David entonces dijo: ¿Qué tengo yo con
vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de
morir hoy alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre
Israel?
23 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el
rey se lo juró.
24 También Mefi-boset hijo de Saúl
descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado
su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el
rey salió hasta el día en que volvió en paz.
25 Y luego que vino él a Jerusalén a
recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no fuiste conmigo?
26 Y él respondió: Rey señor mío, mi
siervo me engañó; pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y
montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.
27 Pero él ha calumniado a tu siervo
delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de
Dios; haz, pues, lo que bien te parezca.
28 Porque toda la casa de mi padre era
digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo
entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para
clamar más al rey?
29 Y el rey le dijo: ¿Para qué más
palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras.
30 Y Mefi-boset dijo al rey: Deja que él
las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.
31 También Barzilai galaadita descendió de
Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado
del Jordán.
32 Era Barzilai muy anciano, de ochenta
años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim,
porque era hombre muy rico.
33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo,
y yo te sustentaré conmigo en Jerusalén.
34 Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos años
más habré de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén?
35 De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré
distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará gusto
ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los
cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una
carga para mi señor el rey?
36 Pasará tu siervo un poco más allá del
Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?
37 Yo te ruego que dejes volver a tu
siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de
mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el
rey, y haz a él lo que bien te pareciere.
38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam,
y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí,
yo lo haré.
39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y
luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo
bendijo; y él se volvió a su casa.
40 El rey entonces pasó a Gilgal, y con él
pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y también la
mitad del pueblo de Israel.
41 Y he aquí todos los hombres de Israel
vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros
hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su
familia, y a todos los siervos de David con él?
42 Y todos los hombres de Judá
respondieron a todos los de Israel: Porque el rey es nuestro pariente.
Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo
del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo?
43 Entonces respondieron los hombres de
Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez
partes, y en el mismo David más que vosotros. ¿Por qué, pues, nos
habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros los primeros, respecto de
hacer volver a nuestro rey? Y las palabras de los hombres de Judá
fueron más violentas que las de los hombres de Israel. |
1. ¿Por qué dijó Joab a
David que dejará el luto por Absalón? (5-7)
2. ¿A quién se niega a matar David,
cuando regresó a Jerusalén? (18-23)
3. ¿Por qué Barzilai
rechaza la oferta de David para ir a Jerusalén? (31-37)
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Capítulo
20
Sublevación de Seba
2 Samuel
20:1 Aconteció que se hallaba allí
un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri, hombre de
Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros parte
en David, ni heredad con el hijo de Isaí. !!Cada uno a su tienda,
Israel!
2 Así todos los hombres de Israel
abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá
siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Y luego que llegó David a su casa en
Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado
para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les dio alimentos;
pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta
que murieron, en viudez perpetua.
4 Después dijo el rey a Amasa: Convócame a
los hombres de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí
presente.
5 Fue, pues, Amasa para convocar a los de
Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido señalado.
6 Y dijo David a Abisai: Seba hijo de
Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos
de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades
fortificadas, y nos cause dificultad.
7 Entonces salieron en pos de él los
hombres de Joab, y los cereteos y peleteos y todos los valientes;
salieron de Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri.
8 Y estando ellos cerca de la piedra
grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba
ceñido de su ropa, y sobre ella tenía pegado a sus lomos el cinto con
una daga en su vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó.
9 Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien,
hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para
besarlo.
10 Y Amasa no se cuidó de la daga que
estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta
costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle
un segundo golpe.
Después Joab y su hermano Abisai fueron
en persecución de Seba hijo de Bicri.
11 Y uno de los hombres de Joab se paró
junto a él, diciendo: Cualquiera que ame a Joab y a David, vaya en pos
de Joab.
12 Y Amasa yacía revolcándose en su sangre
en mitad del camino; y todo el que pasaba, al verle, se detenía; y
viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del
camino al campo, y echó sobre él una vestidura.
13 Luego que fue apartado del camino,
pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.
14 Y él pasó por todas las tribus de
Israel hasta Abel-bet-maaca y todo Barim; y se juntaron, y lo
siguieron también.
15 Y vinieron y lo sitiaron en Abel-bet-maaca,
y pusieron baluarte contra la ciudad, y quedó sitiada; y todo el
pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla.
16 Entonces una mujer sabia dio voces en
la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga
acá, para que yo hable con él.
17 Cuando él se acercó a ella, dijo la
mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Ella le dijo: Oye las
palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo.
18 Entonces volvió ella a hablar, diciendo:
Antiguamente solían decir: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así
concluían cualquier asunto.
19 Yo soy de las pacíficas y fieles de
Israel; pero tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel. ¿Por
qué destruyes la heredad de Jehová?
20 Joab respondió diciendo: Nunca tal,
nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga.
21 La cosa no es así: mas un hombre del
monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano
contra el rey David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad.
Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el
muro.
22 La mujer fue luego a todo el pueblo con
su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y se la
arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la ciudad,
cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.
Oficiales de David
(2 S. 8.15-18; 1 Cr.
18.14-17)
23 Así quedó
Joab sobre todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada sobre
los cereteos y peleteos,
24 y Adoram sobre los tributos, y Josafat
hijo de Ahilud era el cronista.
25 Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar,
sacerdotes,
26 e Ira jaireo fue también sacerdote de
David. |
1. Quien se rebeló contra
David? (1-2)
2. ¿A quién mató Joab que podría haberse
convertido en jefe del ejército? (4-10, 19:13)
3. ¿Qué hizo la mujer
sabia hacer para preservar a la ciudad que Joab estaba tratando de
destruir? (16-22)
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Capítulo
21
Venganza de los gabaonitas
2 Samuel
21:1 Hubo hambre en los días de
David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová
le dijo: Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por
cuanto mató a los gabaonitas.
2 Entonces el rey llamó a los gabaonitas,
y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del
resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho
juramento; pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos
de Israel y de Judá.)
3 Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué
haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la
heredad de Jehová?
4 Y los gabaonitas le respondieron: No
tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su
casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que
vosotros dijereis, haré.
5 Ellos respondieron al rey: De aquel
hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros para
exterminarnos sin dejar nada de nosotros en todo el territorio de
Israel,
6 dénsenos siete varones de sus hijos,
para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el
escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré.
7 Y perdonó el rey a Mefi-boset hijo de
Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que hubo entre ellos,
entre David y Jonatán hijo de Saúl.
8 Pero tomó el rey a dos hijos de Rizpa
hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset,
y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había tenido de
Adriel hijo de Barzilai meholatita,
9 y los entregó en manos de los gabaonitas,
y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así murieron
juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días
de la siega, al comenzar la siega de la cebada.
10 Entonces Rizpa hija de Aja tomó una
tela de cilicio y la tendió para sí sobre el peñasco, desde el
principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y
no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni
fieras del campo de noche.
11 Y fue dicho a David lo que hacía Rizpa
hija de Aja, concubina de Saúl.
12 Entonces David fue y tomó los huesos de
Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de
Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los
habían colgado los filisteos, cuando los filisteos mataron a Saúl en
Gilboa;
13 e hizo llevar de allí los huesos de
Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los huesos
de los ahorcados.
14 Y sepultaron los huesos de Saúl y los
de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de
Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue
propicio a la tierra después de esto.
Abisai libra a David del gigante
15 Volvieron
los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus
siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó.
16 E Isbi-benob, uno de los descendientes
de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y
quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David;
17 mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su
ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le
juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros
a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.
Los
hombres de David matan a los gigantes
(1 Cr. 20. 4-8)
18 Otra
segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces
Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los
gigantes.
19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los
filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a
Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.
20 Después hubo otra guerra en Gat, donde
había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las
manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era
descendiente de los gigantes.
21 Este desafió a Israel, y lo mató
Jonatán, hijo de Simea hermano de David.
22 Estos cuatro eran descendientes de los
gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de
sus siervos. |
1. ¿Quién fue ahorcado y
expuestos por los gabaonitas? (8-9
2. ¿Qué hizo Rizpa? (10)
3. ¿Qué era inusual en el
hombre que Jonatán hijo de Simea mató? (20-21)
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Capítulo
22
Cántico de liberación de David
(Sal. 18 título, 1-50)
2 Samuel
22:1 Habló David a Jehová las
palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la
mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.
2 Dijo:
Jehová
es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;
3 Dios mío, fortaleza mía, en él
confiaré;
Mi escudo, y el fuerte de mi salvación,
mi alto refugio;
Salvador mío; de violencia me libraste.
4 Invocaré a Jehová, quien es digno de
ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.
5 Me rodearon ondas de muerte,
Y torrentes de perversidad me
atemorizaron.
6 Ligaduras del Seol me rodearon;
Tendieron sobre mí lazos de muerte.
7 En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó a sus oídos.
8 La tierra fue conmovida, y tembló,
Y se conmovieron los cimientos de los
cielos;
Se estremecieron, porque se indignó él.
9 Humo subió de su nariz,
Y de su boca fuego consumidor;
Carbones fueron por él encendidos.
10 E inclinó los cielos, y descendió;
Y había tinieblas debajo de sus pies.
11 Y cabalgó sobre un querubín, y voló;
Voló sobre las alas del viento.
12 Puso tinieblas por su escondedero
alrededor de sí;
Oscuridad de aguas y densas nubes.
13 Por el resplandor de su presencia se
encendieron carbones ardientes.
14 Y tronó desde los cielos Jehová,
Y el Altísimo dio su voz;
15 Envió sus saetas, y los dispersó;
Y lanzó relámpagos, y los destruyó.
16 Entonces aparecieron los torrentes de
las aguas,
Y quedaron al descubierto los
cimientos del mundo;
A la reprensión de Jehová,
Por el soplo del aliento de su nariz.
17 Envió desde lo alto y me tomó;
Me sacó de las muchas aguas.
18 Me libró de poderoso enemigo,
Y de los que me aborrecían, aunque
eran más fuertes que yo.
19 Me asaltaron en el día de mi
quebranto;
Mas Jehová fue mi apoyo,
20 Y me sacó a lugar espacioso;
Me libró, porque se agradó de mí.
21 Jehová me ha premiado conforme a mi
justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me
ha recompensado.
22 Porque yo he guardado los caminos de
Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.
23 Pues todos sus decretos estuvieron
delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.
24 Fui recto para con él,
Y me he guardado de mi maldad;
25 Por lo cual me ha recompensado Jehová
conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos
delante de su vista.
26 Con el misericordioso te mostrarás
misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.
27 Limpio te mostrarás para con el
limpio,
Y rígido serás para con el perverso.
28 Porque tú salvas al pueblo afligido,
Mas tus ojos están sobre los altivos
para abatirlos.
29 Tú eres mi lámpara, oh Jehová;
Mi Dios alumbrará mis tinieblas.
30 Contigo desbarataré ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré muros.
31 En cuanto a Dios, perfecto es su
camino,
Y acrisolada la palabra de Jehová.
Escudo es a todos los que en él
esperan.
32 Porque ¿quién es Dios, sino sólo
Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
33 Dios es el que me ciñe de fuerza,
Y quien despeja mi camino;
34 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis
alturas;
35 Quien adiestra mis manos para la
batalla,
De manera que se doble el arco de
bronce con mis brazos.
36 Me diste asimismo el escudo de tu
salvación,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
37 Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.
38 Perseguiré a mis enemigos, y los
destruiré,
Y no volveré hasta acabarlos.
39 Los consumiré y los heriré, de modo
que no se levanten;
Caerán debajo de mis pies.
40 Pues me ceñiste de fuerzas para la
pelea;
Has humillado a mis enemigos debajo de
mí,
41 Y has hecho que mis enemigos me
vuelvan las espaldas,
Para que yo destruyese a los que me
aborrecen.
42 Clamaron, y no hubo quien los salvase;
Aun a Jehová, mas no les oyó.
43 Como polvo de la tierra los molí;
Como lodo de las calles los pisé y los
trituré.
44 Me has librado de las contiendas del
pueblo;
Me guardaste para que fuese cabeza de
naciones;
Pueblo que yo no conocía me servirá.
45 Los hijos de extraños se someterán a
mí;
Al oír de mí, me obedecerán.
46 Los extraños se debilitarán,
Y saldrán temblando de sus encierros.
47 Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y engrandecido sea el Dios de mi
salvación.
48 El Dios que venga mis agravios,
Y sujeta pueblos debajo de mí;
49 El que me libra de enemigos,
Y aun me exalta sobre los que se
levantan contra mí;
Me libraste del varón violento.
50 Por tanto, yo te confesaré entre las
naciones, oh Jehová,
Y cantaré a tu nombre.
51 El salva gloriosamente a su rey,
Y usa de misericordia para con su
ungido,
A David y a su descendencia para
siempre.
|
1. ¿A quién cantó David?
(1)
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Capítulo
23
Ultimas palabras de David
2 Samuel
23:1
Estas son las
palabras postreras de David.
Dijo
David hijo de Isaí,
Dijo
aquel varón que fue levantado en alto,
El
ungido del Dios de Jacob,
El
dulce cantor de Israel:
2 El Espíritu de Jehová ha hablado por
mí,
Y su palabra ha estado en mi lengua.
3 El Dios de Israel ha dicho,
Me habló la Roca de Israel:
Habrá un justo que gobierne entre los
hombres,
Que gobierne en el temor de Dios.
4 Será como la luz de la mañana,
Como el resplandor del sol en una
mañana sin nubes,
Como la lluvia que hace brotar la
hierba de la tierra.
5 No es así mi casa para con Dios;
Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto
perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será
guardado,
Aunque todavía no haga él florecer
Toda mi salvación y mi deseo.
6 Mas los impíos serán todos ellos como
espinos arrancados,
Los cuales nadie toma con la mano;
7 Sino que el que quiere tocarlos
Se arma de hierro y de asta de lanza,
Y son del todo quemados en su lugar.
Los
valientes de David
(1 Cr. 11.10-47)
8 Estos son
los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-basebet el
tacmonita, principal de los capitanes; éste era Adino el eznita, que
mató a ochocientos hombres en una ocasión.
9 Después de éste, Eleazar hijo de Dodo,
ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando
desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla,
y se habían alejado los hombres de Israel.
10 Este se levantó e hirió a los filisteos
hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel
día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él
tan sólo para recoger el botín.
11 Después de éste fue Sama hijo de Age,
ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un
pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de
los filisteos.
12 El entonces se paró en medio de aquel
terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran
victoria.
13 Y tres de los treinta jefes
descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David en la cueva de
Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim.
14 David entonces estaba en el lugar
fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos.
15 Y David dijo con vehemencia: !!Quién me
diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!
16 Entonces los tres valientes irrumpieron
por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén
que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él
no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo:
17 Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga
esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro
de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
18 Y Abisai hermano de Joab, hijo de
Sarvia, fue el principal de los treinta. Este alzó su lanza contra
trescientos, a quienes mató, y ganó renombre con los tres.
19 El era el más renombrado de los treinta,
y llegó a ser su jefe; mas no igualó a los tres primeros.
20 Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de
un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a dos
leones de Moab; y él mismo descendió y mató a un león en medio de un
foso cuando estaba nevando.
21 También mató él a un egipcio, hombre de
gran estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano, pero descendió
contra él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo
mató con su propia lanza.
22 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó
renombre con los tres valientes.
23 Fue renombrado entre los treinta, pero
no igualó a los tres primeros. Y lo puso David como jefe de su guardia
personal.
24 Asael hermano de Joab fue de los
treinta; Elhanán hijo de Dodo de Belén,
25 Sama harodita, Elica harodita,
26 Heles paltita, Ira hijo de Iques,
tecoíta,
27 Abiezer anatotita, Mebunai husatita,
28 Salmón ahohíta, Maharai netofatita,
29 Heleb hijo de Baana, netofatita, Itai
hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de Benjamín,
30 Benaía piratonita, Hidai del arroyo de
Gaas,
31 Abi-albón arbatita, Azmavet barhumita,
32 Eliaba saalbonita, Jonatán de los hijos
de Jasén,
33 Sama ararita, Ahíam hijo de Sarar,
ararita,
34 Elifelet hijo de Ahasbai, hijo de Maaca,
Eliam hijo de Ahitofel, gilonita,
35 Hezrai carmelita, Paarai arbita,
36 Igal hijo de Natán, de Soba, Bani
gadita,
37 Selec amonita, Naharai beerotita,
escudero de Joab hijo de Sarvia,
38 Ira itrita, Gareb itrita,
39 Urías heteo; treinta y siete por todos. |
1. Quien hirió a los
filisteos hasta que su mano se canso y se quedó inmóvil con la espada?
(9-10)
2. ¿Quién estaba en el medio de un campo
de lentejas y lo defendió? (11-12)
3. ¿Qué hizo David con el agua que se
trajo de Belén? (16-17)
4. ¿Quién bajó a un pozo y mató a un león
en un día de nieve? (20)
5. ¿Quién fue la última
persona que se menciona entre los valientes de David? (39)
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Capítulo
24
David
censa al pueblo
(1 Cr. 21.1-27)
2 Samuel
24:1 Volvió a encenderse la ira de
Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve,
haz un censo de Israel y de Judá.
2 Y dijo el rey a Joab, general del
ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de Israel,
desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa
el número de la gente.
3 Joab respondió al rey: Añada Jehová tu
Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey;
mas ¿por qué se complace en esto mi señor el rey?
4 Pero la palabra del rey prevaleció sobre
Joab y sobre los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab, con los
capitanes del ejército, de delante del rey, para hacer el censo del
pueblo de Israel.
5 Y pasando el Jordán acamparon en Aroer,
al sur de la ciudad que está en medio del valle de Gad y junto a Jazer.
6 Después fueron a Galaad y a la tierra
baja de Hodsi; y de allí a Danjaán y a los alrededores de Sidón.
7 Fueron luego a la fortaleza de Tiro, y a
todas las ciudades de los heveos y de los cananeos, y salieron al
Neguev de Judá en Beerseba.
8 Después que hubieron recorrido toda la
tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.
9 Y Joab dio el censo del pueblo al rey; y
fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban
espada, y los de Judá quinientos mil hombres.
10 Después que David hubo censado al
pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado
gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que
quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
11 Y por la mañana, cuando David se hubo
levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David,
diciendo:
12 Ve y di a David: Así ha dicho Jehová:
Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga.
13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo
saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu
tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te
persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y
mira qué responderé al que me ha enviado.
14 Entonces David dijo a Gad: En grande
angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus
misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.
15 Y Jehová envió la peste sobre Israel
desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde
Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.
16 Y cuando el ángel extendió su mano
sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y
dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el
ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.
17 Y David dijo a Jehová, cuando vio al
ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué
hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y
contra la casa de mi padre.
18 Y Gad vino a David aquel día, y le dijo:
Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.
19 Subió David, conforme al dicho de Gad,
según había mandado Jehová;
20 y Arauna miró, y vio al rey y a sus
siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó
delante del rey, rostro a tierra.
21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor
el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a
fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del
pueblo.
22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca
mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el
holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña.
23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey.
Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.
24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por
precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos
que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por
cincuenta siclos de plata.
25 Y edificó allí David un altar a Jehová,
y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas
de la tierra, y cesó la plaga en Israel. |
1. ¿Qué mandó David a Joab?
(2)
2. ¿Qué se dio cuenta David que había
hecho? (10)
3. ¿Qué tres opciones ofreció Gad a David
como castigo? (12-13)
4. ¿Qué ofreció Arauna a David? (22-23)
5. ¿Por qué David insistió
en pagar? (24)
Gracias a Jennifer Rangel por traducir.
English
Answers to 2 Samuel Study Questions
Cuestionario
de 1 Samuel Capitulos 13-24
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