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Estudio de Preguntas del Libro de los Hechos  Capítulo 25-28
©2013-2016 by Arlo E. Moehlenpah

 

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Después de leer cada capítulo, por favor responda las preguntas de estudio relacionadas.

Capítulo 25

Mayo 28 - Hechos 25

25:1 Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después.

    2 Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le rogaron,

    3 pidiendo contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino.

    4 Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve.

    5 Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este hombre, acúsenle.

    6 Y deteniéndose entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo.

    7 Cuando éste llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar;

    8 alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada.

    9 Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?

    10 Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien.

    11 Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo.

    12 Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César irás.

 13 Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a Festo.

    14 Y como estuvieron allí muchos días, Festo expuso al rey la causa de Pablo, diciendo: Un hombre ha sido dejado preso por Félix,

    15 respecto al cual, cuando fui a Jerusalén, se me presentaron los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo condenación contra él.

    16 A éstos respondí que no es costumbre de los romanos entregar alguno a la muerte antes que el acusado tenga delante a sus acusadores, y pueda defenderse de la acusación.

    17 Así que, habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente, sentado en el tribunal, mandé traer al hombre.

    18 Y estando presentes los acusadores, ningún cargo presentaron de los que yo sospechaba,

    19 sino que tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su religión, y de un cierto Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo.

    20 Yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas.

    21 Mas como Pablo apeló para que se le reservase para el conocimiento de Augusto, mandé que le custodiasen hasta que le enviara yo a César.

    22 Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él le dijo: Mañana le oirás.

    23 Al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue traído Pablo.

    24 Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros, aquí tenéis a este hombre, respecto del cual toda la multitud de los judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no debe vivir más.

    25 Pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y como él mismo apeló a Augusto, he determinado enviarle a él.

    26 Como no tengo cosa cierta que escribir a mi señor, le he traído ante vosotros, y mayormente ante ti, oh rey Agripa, para que después de examinarle, tenga yo qué escribir.

    27 Porque me parece fuera de razón enviar un preso, y no informar de los cargos que haya en su contra.

 

1. ¿Porqué querían los judios que mandaran a Pablo a Jerusalén? (3)

2. ¿Cómo respondió Pablo cuando Festo le preguntó si quería ir a Jerusalén a ser juzgado? (9-10)

3. ¿A quién apeló Pablo? (11-12)

4. ¿Quién vino a Cesarea a saludar a Festo? (13)

5. ¿Qué fue lo que Agripa acordó hacer? (22)

6. ¿Porqué quería Festo que Agripa examinara a Pablo? (23-27)

 

Preguntas de Discusión del Capítulo 25

  

  1. ¿Cómo se maneja usted cuando es falsamente acusado?

  2. ¿Porqué cree ested que Pablo apeló al Cesar?

   

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Capítulo 26

Mayo 29 - Hechos 26

26:1 Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:

    2 Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos.

    3 Mayoormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.

 4 Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos;

    5 los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo.

    6 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio;

    7 promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos.

    8 !!Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?

 9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;

    10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.

    11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

 12 Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes,

    13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.

    14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

    15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

    16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,

    17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío,

    18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

 19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,

    20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

    21 Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme.

    22 Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:

    23 Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.

 24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco.

    25 Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura.

    26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.

    27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees.

    28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.

    29 Y Pablo dijo: !!Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!

    30 Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos;

    31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre.

    32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.

 

1. ¿Qué le permitió Agripa hacer a Pablo? (1)

2. ¿Porqué decía Pablo que estaba siendo juzgado? (6-6)

3. ¿Cuál fue la mayor parte del mensaje de Pablo? (4-18)

4. ¿De qué no fue Pablo desobediente? (19)

5. ¿A quién le testificó Pablo? (20-22)

6. ¿De qué testificó él? (23)

7. ¿Qué le dijo Festo a Pablo en alta voz? (24)

8. ¿Cómo respondió Pablo a esta acusación? (25-26)

9. ¿Qué pregunta le hizo Pablo a Agripa? (27)

10. ¿Cómo contestó Agripa? (28)

11. ¿Qué fue lo que Festo y Agripa concluyerón? (31-32)

 

Preguntas de Discusión del Capítulo 26

   

  1. ¿Porqué Pablo daba su testimonio personal frecuentemente?

  2. ¿Ha obedicido la visión celestial que Dios le ha dado a usted?

  3. ¿Cuál es la diferencia entre “casi persuadido” y “totalmente persuadido”?

 

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Capítulo 27

Hechos 27

27:1 Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta.

    2 Y embarcándonos en una nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica.

    3 Al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos.

    4 Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios.

    5 Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia.

    6 Y hallando allí el centurión una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella.

    7 Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón.

    8 Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.

    9 Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba,

    10 diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas.

    11 Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía.

    12 Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.

 13 Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta.

    14 Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.

    15 Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar.

    16 Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife.

    17 Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva.

    18 Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar,

    19 y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave.

    20 Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.

    21 Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida.

    22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.

    23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo,

    24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.

    25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.

    26 Con todo, es necesario que demos en alguna isla.

    27 Venida la decimacuarta noche, y siendo llevados a través del mar Adriático, a la medianoche los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra;

    28 y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas.

    29 Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día.

    30 Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían largar las anclas de proa.

    31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros.

    32 Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse.

    33 Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.

    34 Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.

    35 Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer.

    36 Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también.

    37 Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis.

    38 Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar.

 39 Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero veían una ensenada que tenía playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave.

    40 Cortando, pues, las anclas, las dejaron en el mar, largando también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa.

    41 Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar.

    42 Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando.

    43 Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra;

    44 y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra.

 

 

1. ¿Cuál fue la asignación que le dieron a Julio? (1)

2. ¿Qué libertad dio Julio a Pablo? (3)

3. ¿Qué advertencia dio Pablo sobre la travisía? (10)

4. ¿A quién creyó Julio en lugar de Pablo? (11)

5. ¿Porqué quisieron zarpar? (12)

6. ¿Qué condición les hizo suponer que estaba bien el continuar con el viaje? (13)

7. ¿Qué era Euroclidón? (14-15)

8. ¿Qué emociones experimentó la tripulación? (17,20,29)

9. ¿Qué les dijo Pablo después de una larga abstinencia? (21-22, 25-26)

10. ¿Qué le dijo el ángel a Pablo? (24)

11. ¿Qué le dijo Pablo a los marineros que estaban a punto de escapar del barco? (30-31)

12. ¿Porqué Pablo animó a la tripulación a comer después de haber ayunado 14 días? (33-36)

13. ¿Cuántos estaban abordo? (37)

14. ¿Qué le pasó al barco? (39-41)

15. ¿Cuál era el plan de los soldados? (42)

16. ¿Porque el centurión no siguió este plan? (43)

17. ¿Cómo fue qué los que estaban abordo llegaron seguros a tierra? (43-44)

 

Preguntas de Discusión del Capítulo 27 

 

  1. ¿Cuándo debe usted creer al hombre de Dios en lugar que los expertos?

  2. ¿Qué clase de naufragio es peor que uno físico? (Ver 1 Timoteo 1:19-20)

 

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Capítulo 28

Hechos 28

28:1 Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta.

    2 Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío.

    3 Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano.

    4 Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir.

    5 Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.

    6 Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.

    7 En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días.

    8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

    9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados;

    10 los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.

 11 Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux.

    12 Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días.

    13 De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli,

    14 donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma,

    15 de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento.

    16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.

 17 Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos;

    18 los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte.

    19 Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación.

    20 Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena.

    21 Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti.

    22 Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.

    23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

    24 Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían.

    25 Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo:    
 26 Ve a este pueblo, y diles:
    De oído oiréis, y no entenderéis;
    Y viendo veréis, y no percibiréis;    
 27 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
    Y con los oídos oyeron pesadamente,
    Y sus ojos han cerrado,
    Para que no vean con los ojos,
    Y oigan con los oídos,
    Y entiendan de corazón,
    Y se conviertan,
    Y yo los sane.

    28 Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán.

    29 Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí.

    30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían,

    31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

 

1. ¿En qué isla ellos naufragarón? (1)

2. ¿Qué pasó cuando Pablo tiró ramas al fuego? (3)

3. ¿Cómo fue que la gente cambió de parecer cuando vieron que Pablo no sufrió ningún daño? (4-6)

4. ¿Quién en particular fue sanadó en esta isla? (7-10)

5. ¿Cuándo Pablo llegó a Roma cómo se le permitió vivir? (16)

6. ¿A quién llamó Pablo para que lo vieran? (17)

7. ¿Qué les dijo que era la razón por la cual estaba atado? (20)

8. ¿Qué habían oído de Pablo y de sus creencias? (21-22)

9. ¿Cuál fue su reacción cuando él habló de Jesús? (23-24)

10. ¿Qué profecia dijo Pablo que ellos cumplieron? (25-27)

11. ¿Cuánto tiempo vivió Pablo en su propia casa rentada? (30)

12. ¿Cómo termina el libro de los Hechos? (31) 

 

Preguntas de Discusión del Capítulo 28

   

  1. ¿Los lideres de la iglesia deberían suponer que la gente espere en ellos?

  2. ¿Cómo es que este capítulo contiene el cumplimiento de Marcos 16:17-18?

  3. ¿Ya que el libro no termina con un amén, significa que todavía estamos escribiendo el libro de los Hechos?

  Cuestionario de Hechos Capitulos 25-28

 

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